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Biden visita Líbano para apoyar a los rivales de Hezbolá

El vicepresidente de EE UU condiciona la ayuda al resultado de las legislativas

Naiara Galarraga Gortázar

Estados Unidos sigue con gran atención las cruciales elecciones legislativas que celebrará Líbano en dos semanas. Unos comicios que se auguran reñidísimos, en los que el partido-milicia Hezbolá y sus aliados pueden obtener mayoría parlamentaria. El vicepresidente estadounidense, Joe Biden, hizo ayer una visita tan fugaz como cargada de intención. "No vengo a apoyar a ningún partido político", aseguró Biden, que, sin embargo, dejó claro que sí prefiere la actual mayoría prooccidental al afirmar que la ayuda que el país árabe recibe de Washington dependerá de quién se siente en el nuevo Gobierno. Antes de que aterrizara en Beirut, Hezbolá le acusó de "entrometerse" en los asuntos libaneses.

Washington ha dado al Ejército libanés 290 millones de euros desde 2006

Las tensiones resurgen en Líbano a medida que se aproxima el 7 de junio, cuando se votará el Parlamento que elegirá al Gabinete que sustituya el actual Gobierno de unidad nacional, encabezado por los antisirios, pero en el que Hezbolá tiene poder de veto. En las urnas se medirán los dos grandes bloques políticos en los que está fracturada la sociedad libanesa: los partidos prooccidentales antisirios -apoyados por EE UU y Arabia Saudí- que ahora ostentan una ajustada mayoría parlamentaria, y la alianza que encabeza el movimiento Hezbolá, respaldada por Siria e Irán.

Biden no mencionó a Hezbolá, al que EE UU tiene en su lista de organizaciones terroristas, pero su mensaje al electorado sonó nítido: "Pido encarecidamente a aquellos tentados a apoyar a los que estropean la paz que no pierdan esta oportunidad de alejarse de ellos". Biden tampoco se anduvo por las ramas al explicar que la actitud estadounidense no será la misma ganen unos u otros: "Evaluaremos nuestros programas de asistencia en función de la composición del Gobierno y de sus políticas". Washington ha ayudado al Ejército libanés desde 2006 -tras la guerra que enfrentó a Israel y Hezbolá- con 290 millones de euros para contrarrestar el poder de la resistencia chií.

La versión oficial de la Casa Blanca es que la visita es una muestra de apoyo a la "independencia y soberanía" de este pequeño país que siempre ha sido un tablero en el que se han jugado intereses extranjeros. Para Hezbolá, en cambio, la presencia de Biden justo ahora es un burdo intento de entrometerse en asuntos internos. En palabras de un diputado del partido-milicia chií, "parece que EE UU quiere supervisar la campaña de un partido que se siente políticamente amenazado" por una posible victoria de los islamistas. Muestra del interés estadounidense por lo que ocurra en Líbano es que la secretaria de Estado, Hillary Clinton, estuvo hace sólo un mes y que desde George Bush padre, en 1983, ningún vicepresidente de EE UU había recalado allí.

Líbano ha vivido el último año una cierta estabilidad desde la elección como presidente de Michel Suleimán, el ex jefe del Ejército y hombre neutral, tras dos años de fortísimas tensiones que paralizaron las instituciones. Un mitin de Hezbolá reunió a decenas de miles de personas, antes de que Biden partiera, para celebrar el aniversario de la retirada israelí en 2000.

Joe Biden y, a la derecha, Michel Suleimán, en Beirut.
Joe Biden y, a la derecha, Michel Suleimán, en Beirut.EFE

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Sobre la firma

Naiara Galarraga Gortázar
Es corresponsal de EL PAÍS en Brasil. Antes fue subjefa de la sección de Internacional, corresponsal de Migraciones, y enviada especial. Trabajó en las redacciones de Madrid, Bilbao y México. En un intervalo de su carrera en el diario, fue corresponsal en Jerusalén para Cuatro/CNN+. Es licenciada y máster en Periodismo (EL PAÍS/UAM).

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