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La defensa da por buenas ahora las grabaciones de Les Corts

El Constitucional no estudió el recurso de los Mossos

Cambio de estrategia. La defensa de los cuatro mossos d'Esquadra que propinaron una paliza a un detenido en la comisaría de Les Corts no cuestiona la legalidad de las grabaciones de los hechos que registró una cámara oculta. Durante los dos años que ha durado la investigación judicial, el abogado Carles Monguillod ha venido cuestionando esa prueba incriminatoria. Primero, ante el Juzgado de Instrucción 8 de Barcelona y posteriormente ante la Audiencia de Barcelona.

En ambos casos la justicia avaló la legalidad de las grabaciones. La defensa presentó entonces recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional y hace unos días los jueces decidieron no entrar a valorar el recurso hasta que no se agotara la vía ordinaria. Es decir, que se juzgara el caso y que se dictara sentencia definitiva.

Precisamente hoy se inicia en la Sección Séptima de la Audiencia de Barcelona el juicio contra Christian Brieto Ferrer, Adrián López Pujol, Víctor Arreste Barrachina y José David López. Son un policía, dos agentes en prácticas y un cabo, que estuvieron nueve meses suspendidos de empleo y sueldo, pero que ya vuelven a vestir el uniforme. El fiscal solicita sendas penas de cinco años y nueve meses de cárcel por un delito de falsedad, supuestamente cometido al manipular el atestado policial, y otro contra la integridad moral, por los golpes al detenido.

Monguillod explicó que hoy no solicitará la suspensión del juicio ni cuestionará la grabación de la cámara oculta. En su opinión, "los agentes emplearon la fuerza mínima e imprescindible y actuaron dentro de sus competencias, porque sólo tenían la intención de reducir al detenido, no de lesionarlo".

La víctima es Rubén Pérez Marcos, quien fue detenido por los Mossos d'Esquadra en abril de 2007 y conducido a Les Corts porque se negó a identificarse. En comisaría profirió un insulto contra los policías que la justicia consideró una falta y posteriormente fue conducido a la sala de cacheos por decisión del cabo. Allí le dieron golpes por todo el cuerpo con los pies, las rodillas y las manos, mientras el cabo se reía, antes de propinarle seis golpes con la mano abierta, según el relato de la fiscalía.

A continuación, los policías redactaron un nuevo atestado policial en el que relataban que el detenido mantuvo "una actitud agresiva, provocadora y amenazadora" hacia ellos que les obligó a repeler la agresión y propinarle una bofetada.

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Cuando el consejero de Interior, Joan Saura, llevaba unas semanas en el cargo y se acumulaban las denuncias en los juzgados por supuestos malos tratos en Les Corts ordenó colocar una cámara oculta en la sala de cacheos. Así afloró este caso y otro que todavía investiga la justicia en el que una detenida es obligada a desnudarse y acaba abofeteada por las policías.

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