El tripartito sale dividido y sin propuestas conjuntas del debate de la nación

Cinco años compartiendo el poder en Cataluña les han servido a socialistas, republicanos y ecosocialistas para aprender a gestionar sus desacuerdos y reducir el volumen de sus riñas públicas. Los dispositivos antiincendios del tripartito han funcionado razonablemente bien con José Montilla en la presidencia de la Generalitat. Pero ayer quedó más claro que nunca que los pactos de no agresión sólo son vigentes en el ámbito catalán. El tripartito ofreció una imagen de total división en el Congreso de los Diputados y ni ERC ni ICV lograron pactar con el PSOE nada concreto y de envergadura sobre la denominada carpeta catalana.

El debate del estado de la nación acabó sin ninguna propuesta firmada por los tres partidos que gobiernan en Cataluña más allá de una tibia apuesta por el corredor mediterráneo de alta velocidad. La negativa de Esquerra Republicana a apoyar a los socialistas impidió que prosperaran enmiendas sobre la participación de la Generalitat en el aeropuerto de El Prat y la gestión de Cercanías.

ICV se jacta de haber frenado la reforma laboral que patrocinaba CiU

Los republicanos, en cambio, no tuvieron reparos en votar algunas de las resoluciones del Partido Popular, pues las consideraban "sensatas". El PSC, enfurecido, acusó a los republicanos de jugar a favor de los populares. "Cualquier cosa que no sea dar apoyo a Zapatero es hacerle el juego a Mariano Rajoy", dijo el coordinador de los diputados del PSC en el Congreso, Francesc Vallès.

Esquerra Republicana, que asegura que el PSOE no ha hecho ningún esfuerzo serio para lograr acuerdos con los independentistas, no se amilanó. "Los socialistas ya no pueden continuar utilizando el espantajo del PP tras haber pactado con ellos en Euskadi", dijo Joan Ridao.

Esquerra Republicana se mantuvo en sus trece y en las votaciones de ayer se negó a dar el más mínimo apoyo al grupo socialista. Joan Tardà justificó la estrategia: "los catalanes", advirtió, "estamos cansados de triquiñuelas, del doble lenguaje, las improvisaciones, de volver a empezar cada vez que hay cambios ministeriales...". "Ahí se las compongan", espetó Tardà a los socialistas. Pero "mientras no cumplan con Cataluña no podrán contar con nuestro concurso", porque las promesas de políticas progresistas, modernas y coherentes con una España plural han quedado en un mero "espejismo", dijo.

Efectivamente, ERC se abstuvo en todas las propuestas socialistas. Tampoco aceptaron las enmiendas que el PSOE presentó a las propuestas republicanas y que ofrecían la normalización del catalán en la Administración General del Estado, estudiar reformas reglamentarias con vistas a permitir el uso del catalán en el Congreso o incorporar el catalán en la justicia. Todas estas ofertas fueron, según ERC, insuficientes y poco creíbles.

El portavoz de Iniciativa, Joan Herrera, también censuró la estrategia de los republicanos pese a compartir con ellos grupo parlamentario. El ecosocialista lamentó las "insuficiencias" de las propuestas socialistas, pero tampoco aprobó el "enrocamiento" de ERC. Pasa a la página 2A diferencia de los republicanos, Herrera pudo presumir de haber visto aprobadas algunas de sus iniciativas, como una resolución sobre el traspaso de Cercanías, que insta a cuadruplicar las vías entre Castelldefels y Sants y entre Granollers y la Sagrera. También presumió de haber frenado la reforma laboral que patrocinaba CiU.

Todos los grupos se preguntaron ayer en voz alta el porqué del no a todo de Esquerra Republicana. De poco sirvieron las explicaciones de Ridao y Tardà sobre los reiterados incumplimientos del Gobierno. En el PSC preferían hablar de los "problemas internos" de los republicanos. Las dificultades que habrían llevado a ERC a desmarcarse por completo de los socialistas están encabezadas por la nueva efervescencia de los sectores críticos del partido en vísperas de las elecciones europeas. El paso adelante del ex consejero de Gobernación Joan Carretero para concurrir a las elecciones del año que viene con un nuevo partido independentista es la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de una dirección republicana muy agotada por las disputas internas. A nadie en ERC se le escapa que las elecciones europeas no serán un episodio fácil y la necesidad de desmarque de los socios o ex socios es una constante. De hecho, fuentes republicanas seguían criticando ayer que Zapatero hubiese decidido celebrar el debate en mayo, a las puertas de las elecciones.

Convergència i Unió tampoco logró aprobar la mayor parte de sus propuestas de resolución. Además de ver como el PSOE se echaba atrás en su apoyo a la reforma laboral que CiU avalaba, los nacionalistas tampoco lograron el apoyo de los socialistas en sus propuestas sobre desarrollo del Estatuto de Cataluña, traspaso de Cercanías, gestión aeroportuaria y política de empleo. El único éxito de los nacionalistas en clave estrictamente catalana fue el apoyo de los socialistas a sus demandas sobre el corredor mediterráneo ferroviario en alta velocidad. En este punto sí coincidieron socialistas, ERC e IU-ICV.

El portavoz adjunto de CiU en el Congreso, Pere Macías, no ahorró calificativos para explicar su enfado con el PSOE por su marcha atrás en la reforma laboral. De José Luis Rodríguez Zapatero, dijo que es un "jinete alocado" que "cabalga en todas direcciones". Macías también puso encima de la mesa el "flagrante incumplimiento" del Estatuto de Cataluña que hace el Gobierno. "Nuestras resoluciones fueron planteadas para reconocer estos incumplimientos del Estatuto de Cataluña por parte del Gobierno y para corregirlos", dijo para justificar las derrotas.