"Me daban palizas si no hacía 3.000 euros"
Las redes de trata de personas son muy heterogéneas en España. Pueden estar formadas por un matrimonio, por parientes o amigos o por más de 100 personas que surten de prostitutas a varios países europeos. Es muy difícil rastrearlas. Pero todas tienen puntos en común: ofrecen un futuro de oro a mujeres pobres, de escasa educación y muy jóvenes. Las víctimas son esclavizadas durante 13 o 14 horas diarias para saldar deudas de miles de euros. Sus captores no dudan en emplear la violencia. Hope, nigeriana, relata palizas si no ganaba 3.000 euros mensuales. EL PAÍS ofrece la segunda entrega de una serie de reportajes sobre la explotación sexual en España.
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