"Mi marido se quedó para avisar y con eso salvó vidas"

El homenaje al guardia civil Juan Manuel Piñuel, asesinado por ETA hace un año en el cuartel de Legutiano (Álava, 1.600 habitantes), se convirtió ayer en el primer acto oficial del lehendakari, Patxi López, que estuvo acompañado por su consejero de Interior, Rodolfo Ares, y otras autoridades. López no quiso protagonismo y se limitó a depositar un ramo de flores y a arropar a la viuda y familiares de Piñuel, llegados desde Málaga.

El acto se llevó a cabo por expreso deseo de la esposa del agente asesinado, María Victoria Campos, que no conocía el pueblo donde su marido fue asesinado cuando llevaba tres meses allí destinado. Acompañada de familiares, compañeros de Piñuel y autoridades, recorrió a pie el trayecto entre la iglesia y el solar de la destruida casa cuartel. Nadie le salió al paso para mostrarle su condolencia; la localidad, casi vacía a mediodía, se refugió en la indiferencia.

Al acto no acudió el alcalde, de EA, ni los concejales de ese partido y del PNV

Ella caminó entera, pero temerosa del momento de encontrarse frente al retrato de su marido, que había sido colocado junto al atril desde el que se dirigió a los presentes. El alcalde de la localidad, Pedro Berriozabal (EA), no acudió al acto, ni tampoco los otros seis concejales que suman esa formación y el PNV. Sólo asistió el único edil del PSE-EE, Manuel Velasco. "El miedo sigue haciendo estragos", dijo al constatar las ausencias. A la misa asistió una decena de vecinos de la localidad, pero al acto en el lugar del atentado no acudió ninguno.

María Victoria Campos leyó emocionada, sin que se le quebrara la voz, un texto escrito por ella a mano y que terminó con un "Eskerrik Asko [gracias]". Recordó que la madrugada del atentado, su marido "pudo huir" cuando desde su puesto de guardia vio abandonar la furgoneta, "pero se quedó avisando, y gracias a él se salvaron vidas". Por ello se declaró "muy orgullosa de él". La viuda de Piñuel agradeció su trabajo a los diferentes cuerpos policiales, con mención expresa a la Ertzaintza, así como a los bomberos. Y calificó a los terroristas como "parásitos del dolor ajeno". Al acabar recibió el abrazo de familiares, amigos y compañeros de su marido, pero se fundió en uno muy estrecho y muy largo, aunque sin lágrimas en ninguna de las dos, con otra mujer: la viuda de Isaías Carrasco, asesinado por ETA dos meses antes que Piñuel.

[De otra parte, el Consejo de Gobierno vasco nombrará hoy al comisario José Antonio Varela (San Sebastián, 1959) director de la Ertzaintza, cargo que ahora ocuapa Jon Uriarte, cargo político ajeno a la carrera policial. Es la primera vez en la historia reciente que un mando policial y no un político dirigirá la Ertzainta. El consejero vasco de Interior, Rodolfo Ares, ha elegido a un "comisario profesional", según mandos consultados por este periódico, informa Aitor Guenaga].