El barrio de Poblenou ya cuenta con su primera biblioteca pública
La nueva biblioteca Poblenou- Manuel Arranz del distrito de San Martí se inauguró ayer, aunque ya estaba prevista para el mes pasado. Situada en una antigua fábrica de textil Can Saladricas, la biblioteca lleva el nombre de Manuel Arranz en homenaje a un personaje muy vinculado al barrio: profesor, historiador y archivero, fundador del Ateneu Popular y del archivo histórico de Poblenou. El edificio rehabilitado acoge, además de la biblioteca, el Centro de Imaginería Festiva de Sant Martí, y la mitad de la planta baja pertenece desde el año 2004 al Casal Taulat para la tercera edad. Para muchos vecinos, ayer fue un día muy alegre e importante porque, como resumía una madre con dos niñas, "desde ahora podemos disfrutar de nuestra propia biblioteca en el barrio; antes teníamos que ir a otras".
En la plaza interior del edificio Saladrigas, donde se desarrolló el acto oficial y se representaron varios espectáculos, la Plataforma Queremos Escuela en el Poblenou, constituida por familias del barrio, aprovechó la inauguración para reivindicar el derecho de sus hijos a escoger colegio. Otro grupo, en este caso formado por personas de la Asamblea de los Jóvenes de Poblenou, se manifestó con gritos contra los políticos y expresando su disgusto porque la biblioteca llega con 25 años de retraso: "Ahora que ya no somos estudiantes".
Estas dos protestas enturbiaron el acto festivo y dejaron un ambiente "confuso", según apuntó un anciano. La presencia policial era evidente y el parlamento del alcalde Hereu se vio salpicado de algún que otro silbido. También intervino Joan Maria Soler, portavoz de la Asociación de Vecinos de Poblenou, que expresó "su doble sentimiento" que oscilaba entre la alegría y la tristeza: "Hace más de un cuarto de siglo que pedimos una biblioteca, y tienen que entender [las autoridades] que hoy para nosotros es muy difícil venir y darles las gracias".
Pero, finalmente, la atención de todos se centró en un espectáculo muy original de danza aérea que ofreció la compañía de Girona Deambulants. En el espectáculo, cuatro chicas bailaron colgadas de unas cuerdas por las paredes del edificio, una hermosa construcción fabril de ladrillo visto. Con esta nueva instalación ya son 33 los centros públicos que conforman la red de Bibliotecas de Barcelona impulsada por el Ayuntamiento. La rehabilitación del edificio y la inversión en el nuevo equipamiento han costado 5,5 millones de euros.
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