El Consorcio del Área de Barcelona nace sin una ley que lo ampare
El Consorcio del Área Metropolitana de Barcelona (CAMB) ya es una realidad. Tras la aprobación de sus estatutos el pasado enero, los 36 municipios que conforman el consorcio formalizaron ayer su unión, que de momento no será más que la fusión de los tres entes metropolitanos: la Entidad Metropolitana del Transporte, la del Medio Ambiente y la Mancomunidad de Municipios del Área Metropolitana de Barcelona. El simbólico acto celebrado ayer es un paso intermedio hasta que el Parlament apruebe la Ley de Áreas Metropolitanas, que se incluirá en la futura Ley de los Gobiernos Locales y permitirá la creación de gobiernos metropolitanos. El Departamento de Gobernación está elaborando el anteproyecto de Ley, que, si se cumplen las previsiones, se empezará a debatir en sede parlamentaria a partir de septiembre.
"Empezamos a funcionar antes que la ley porque es mejor ir rodados cuando se apruebe", razonó ayer Jordi Hereu, alcalde de Barcelona y presidente del nuevo ente. "El consorcio servirá para avanzar juntos hacia la creación del gobierno metropolitano", explicó.
El CAMB, que aglutina a más de tres millones de habitantes, nace con tres objetivos: coordinar las acciones de los tres entes existentes, ser el interlocutor único de las administraciones y discutir aquellos elementos que deberán estructurar el gobierno metropolitano una vez legalizado, como la financiación metropolitana -de momento dispone de un presupuesto de 170.000 euros- o la reclamación de nuevas funciones.
A las competencias de medio ambiente -residuos y uso del agua-, transporte y otras de coordinación y análisis, la nueva corporación desea sumar una más: la de urbanismo, que se suprimió de sus funciones en 1987. El presidente de la Generalitat de entonces, Jordi Pujol, derogó ese año la antigua Corporación Metropolitana al entender que se había convertido en un contrapoder socialista al Gobierno de Convergencia i Unió. El ente suprimido, nacido en 1976 e impulsado por el socialista Pasqual Maragall cuando fue alcalde de Barcelona, aspiraba a ganar cotas de poder a la Generalitat convergente y excluía a CiU y ERC de su administración.
Los tiempos han cambiado y el nuevo gobierno metropolitano renacerá con objetivos distintos: el CAMB pretende coordinar y consensuar con todos los municipios metropolitanos las competencias que le cede la Generalitat, que amparará y legalizará el nuevo gobierno. Además, se crea con un consenso casi unánime: sólo el PP no entrará en el nuevo consorcio, al entender que primero debe aprobarse la Ley de Área Metropolitanas.
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