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Obama anuncia medidas contra la fuga de empresas y los paraísos fiscales

EE UU reformará el sistema impositivo para evitar algunos resquicios actuales

Antonio Caño

Barack Obama anunció ayer una reforma del sistema impositivo que pretende hacer más difícil el traslado de empresas norteamericanas a otros países con mano de obra más barata, así como perseguir el uso de paraísos fiscales por parte de los contribuyentes estadounidenses. "El propósito es restaurar la justicia y el equilibrio de nuestro sistema fiscal", manifestó el presidente al hacer pública su propuesta.

Cuando la reforma entre en vigor, a partir de 2011, la Administración norteamericana confía en aumentar sus ingresos fiscales en 210.000 millones de dólares (cerca de 160.000 millones de euros) en los próximos 10 años.

Para ello, el Gobierno tiene todavía que vencer una fuerte resistencia de las grandes corporaciones, que advierten que sus beneficios pueden verse gravemente afectados por estas medidas, y del Congreso, donde existe un significativo bloque contrario a los aumentos de impuestos, tanto en los asientos republicanos como en los demócratas.

La Administración espera recaudar 160.000 millones extra en 10 años

"Hay que acabar con una situación en la que se pagan menos impuestos por crear un puesto de trabajo en Bangalore (India) que en Buffalo (Nueva York)", dijo el presidente estadounidense al manifestar la necesidad de estimular la inversión doméstica y castigar la exterior. Con este anuncio, Obama, no sólo intenta cumplir con una de sus principales promesas electorales, sino reparar los daños causados por la deslocalización, la exportación de puestos de trabajo en las áreas más industrializadas del país.

Para ello, Obama entra en un terreno políticamente minado. Con objeto de vigilar el cumplimiento de las nuevas normas, el presidente informó de la contratación de alrededor de 800 nuevos funcionarios del Internal Revenue Service (IRS), una medida que contribuye a la expansión del aparato del Estado en un país cultural y genéticamente enemigo de los impuestos.

Obama justificó ayer su decisión, no como una iniciativa para recaudar más tasas, sino para hacer el sistema más redistributivo. "Con esos impuestos podemos conseguir rebajar los del 95% de la clase media", aseguró.

De acuerdo con la ley actual, las empresas con inversiones en otros países no están obligadas a pagar impuestos en EE UU a menos que se traigan los beneficios obtenidos. Si no lo hacen, pueden evitar al fisco norteamericano eternamente. Actualmente se calcula que las compañías estadounidenses mantienen en esas condiciones en el exterior alrededor de 700.000 millones de dólares.

La reforma anunciada ayer, todavía carente de detalles específicos, pretende actuar sobre esas cantidades y eliminar algunas otras ventajas fiscales que obtenían dentro de un sistema que Obama calificó ayer de "roto". Gracias a esas ventajas, empresas como General-Electric, Google, Cisco o Hewlett-Packard, consiguen actualmente reducir sus impuestos en porcentajes que podían oscilar del 15% al 27%, según un cálculo de The Wall Street Journal.

Obama anunció también medidas para evitar la salida de dinero de particulares hacia los paraísos fiscales. En estos momentos, básicamente, cualquier estadounidense puede invertir en cualquier lugar del mundo si no se demuestra que está cometiendo un delito. Si esta reforma es aprobada, la carga de la prueba será al revés: el inversor tendrá que demostrar que no está trabajando con una entidad o un país opaco para el fisco norteamericano para que su inversión sea legal. En cualquier otra circunstancia, la actuación en un paraíso fiscal será tratada por las autoridades como un acto ilegal.

El secretario del Tesoro, Timothy Geithner, que acompañó al presidente en la presentación de estas medidas, dijo que el control de las inversiones en el exterior constituye un paso hacia el cumplimiento de los compromisos contraídos en la reciente cumbre del G-20, en Londres.

Obama y Geithner advirtieron que la eliminación de los paraísos fiscales exigirá la colaboración de los bancos, y amenazaron con actuar enérgicamente para conseguirlo. "Si las instituciones financieras no cooperan con nosotros, asumiremos que están guardando dinero en paraísos fiscales y actuaremos en consecuencia", aseguró el presidente.

Obama y Geithner, tras anunciar ayer la reforma fiscal.
Obama y Geithner, tras anunciar ayer la reforma fiscal.REUTERS

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