Una mujer para cantar en verso los cumpleaños de Isabel II

La escocesa Carol Ann Duffy, de 53 años, acaba de convertirse en la primera mujer nombrada poeta de Reino por la monarquía británica. Su reconocido lesbianismo le impidió obtener ya ese puesto hace 10 años, cuando el primer ministro de la época, el muy religioso Tony Blair, concluyó que el país no estaba preparado para que una mujer homosexual fuera considerada su bardo real.

Duffy reúne la excepcional doble condición de gozar del apoyo de la crítica y del público. Su popularidad se disparó tras la publicación en 1999 de su colección The world's wife (La esposa del mundo), en la que da voz a las mujeres de una larga serie de personajes, desde Esopo a Herodes, incluyendo a la papisa Juana, un personaje ficticio de la Edad Media que se supone que dirigió la Iglesia durante tres años entre los papados de León IV y Benedicto III.

Su homosexualidad provocó hace 10 años el rechazo de Blair a su candidatura

El poeta laureado es una distinción casi honorífica y probablemente trasnochada que desde 1999 tiene una vigencia de 10 años y que hasta entonces pasaba de poeta en poeta a la muerte del titular. Su tarea consiste en cantar los grandes acontecimientos de la corte. El hasta ahora vigente Poet Laureate, Andrew Motion, ha convertido en poemas el 80 cumpleaños de la reina Isabel en 2006, el centenario y la posterior muerte de la reina madre y el 21 cumpleaños del príncipe Guillermo, nieto de la reina y segundo en la línea de sucesión.

Existen algunas discrepancias sobre el origen del cargo de poeta oficial. John Dryden, al que Carlos II encargó en 1668 que conmemorara los grandes eventos de la familia real de la época, es considerado por muchos como el primer ocupante del cargo. Pero algunos señalan como primer bardo real a Ben Jonson (1619), en tiempos de Jaime I. La tradición se remonta más atrás: al célebre Geoffrey Chaucer en el siglo XIV o incluso a un tal Gulielmus Peregrinus, que cantó a Ricardo Corazón de León en el siglo XII.

En una entrevista en el programa Woman's Hour, de BBC Radio 4, Carol Ann Duffy confesaba que le ha costado aceptar el cargo y que se ha tomado mucho tiempo para decidirse. En parte por sus reniegos del pasado, por el desaire de 1999, tras el cual declaró que "ningún poeta que se respete a sí mismo" puede escribir versos para glosar la boda del príncipe Eduardo, el hijo menor de la reina Isabel. Al final lo ha aceptado "porque hasta ahora no había habido una mujer". Duffy siempre ha rechazado el término "poetisa", que considera paternalista.

Ayer aseguró que no glosará un acontecimiento de la monarquía si no se siente inspirada y que el cargo ha de ser "más democrático", más poeta del pueblo que de la monarquía. Quizá por eso va a renunciar al salario de 5.750 libras (6.500 euros) incluido en el puesto y lo va a donar a la Sociedad Poética para dotar un nuevo premio para noveles. Pero no ha renunciado a las 600 botellas de jerez que también acompañan al cargo y exigió que se las envíen de inmediato porque su predecesor aún no las ha recibido.

Pero hay también un aspecto más personal en sus dudas: su rechazo a convertirse en objeto del escrutinio público. Su lesbianismo es abierto: no es un secreto que convivió durante varios años con la poeta Jackie Kay. Se sabe que en 1995 tuvo una hija con el escritor Peter Benson. Pero ha advertido: "Soy una persona muy privada y voy a seguir protegiendo ferozmente mi privacidad y la de mi hija".

"No soy una poeta lesbiana, sea eso lo que sea", subrayó en una entrevista tiempo atrás. "Si soy un icono lesbiano, un modelo a seguir, pues estupendo; pero si esa palabra se utiliza para reducirme, entonces me tengo que preguntar por qué alguien quiere reducirme. Nunca he pensado en eso. Me defino a mí misma como poeta y madre, eso es todo", enfatizó.

Nacida en Glasgow en 1955, Carol Ann Duffy se crió en una familia católica y de izquierdas de origen obrero. No hubo mucha literatura a su alrededor y su vocación poética nació cuando cursaba el bachillerato. Su primera colección fue Standing female nude (1985) y la última Rapture (2005). Además de poesía ha escrito teatro y libros para niños. A ese género pertenece su único libro publicado, en catalán y en castellano, en España, La ladrona de lágrimas (Intermón Oxfam).