_
_
_
_
OPINIÓN
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Al calor de la lumbre

Joaquín Estefanía

Cien días después de su victoria han aumentado las analogías entre Obama y Franklin Delano Roosevelt (FDR). Por ejemplo:

1) Cuando FDR aprueba su primera ley de ayuda a la agricultura, los conservadores le acusan de "seguir su propio camino hacia Moscú"; ya en los años cincuenta, el senador McCarthy, de tan triste memoria, denuncia a Roosevelt "por los 20 años de traición que hemos vivido". Los derrotados neocons dicen ahora que Obama está "en la senda al socialismo".

2) La explosión legislativa de los 100 primeros días, en todos los ámbitos. Ambos expresaron que "está bien, pero no es suficiente" y que habían empezado a reconstruir América.

3) El sector por donde inevitablemente han comenzado esa reconstrucción es el bancario, víctima de los abusos a los que les condujeron sus responsables, en clamorosos fallos de mercado.

Roosevelt y Obama comparten su dominio de la comunicación; el primero, con la radio, y Obama, con las TIC

4) La espectacular capacidad de comunicación de FDR y de Obama; el primero, a través de la radio con sus charlas al calor de la lumbre (la radio evitaba que emergiera en toda su crudeza la poliomielitis que le impedía andar; pese a ser el norteamericano más fotografiado y filmado de su tiempo, no se publicó ni una sola foto ni se proyectó ningún documental que pudiese revelar la auténtica expresión de su discapacidad); Obama, en directo y con el uso de las nuevas tecnologías de la comunicación e información (TIC).

5) La desastrosa coyuntura en la que toman posesión de la presidencia: Roosevelt, en 1933, en plena Gran Depresión; Obama, dentro de una recesión que ya es la más larga que padece su país desde la II Guerra Mundial (comenzó en diciembre de 2007). Los datos del primer trimestre del año en curso indican que EE UU está decreciendo a una tasa anualizada superior al 6%, con un desplome de la inversión empresarial y del mercado de la vivienda que eclipsan el único dato bueno de primera magnitud: un repunte del consumo después de un periodo de caídas del mismo.

Desde el punto de vista de la crisis económica -que es por el que se medirá en definitiva su actuación-, la secuencia seguida por Obama (que no ha recibido oficialmente el nombre de New Deal) se compone de un programa de ayudas al sector financiero; un plan de estímulo a la economía real y los primeros presupuestos de su mandato, que equilibran un poco la relación entre mercado y Estado después de medio siglo de continua desregulación; un cambio en la estructura impositiva, de modo que paguen más quienes más ganan o tienen; una reforma energética que se apoya en las energías renovables frente al poder omnímodo del lobby petrolero y nuclear durante la era Bush; y el anuncio de algunas reformas de naturaleza estructural, como conseguir que la sanidad de EE UU quede universalizada para siempre.

¿Será suficiente para salir del hoyo o habrá necesidad de más madera?

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_