Hillary Clinton previene a Siria contra toda injerencia en Líbano
EE UU aboga por unas elecciones sin interferencias externas
A seis semanas de las elecciones en Líbano, y cuando la Administración de Barack Obama se ha embarcado en negociaciones con Siria y promete hacerlo con Irán, la secretaria de Estado, Hillary Clinton, visitó ayer fugazmente Beirut con un objetivo nítido: tranquilizar a sus aliados en Líbano. "Nada haremos que pueda socavar su soberanía. Estados Unidos nunca pactará con Siria para vender Líbano y al pueblo libanés", declaró la jefa de la diplomacia, que abogó por unos comicios limpios y sin interferencias extranjeras, en evidente alusión al régimen de Damasco. Eso sí, con actos y declaraciones dejó claras sus simpatías: de los jefes políticos, sólo se entrevistó con Saad Hariri, hijo del dirigente asesinado en 2005, cuya tumba visitó la secretaria.
Un funcionario del Departamento de Estado apuntó también: "Habrá que ver la composición del futuro Gobierno y actuar en consecuencia". Eso es precisamente lo que está en juego en las elecciones del 7 de junio: el grado de influencia de los partidos y líderes políticos aliados de Siria en el futuro Parlamento y en el Gabinete.
En la actualidad, desde hace un año -cuando Hezbolá tomó Beirut en una demostración de fuerza tras una disputa con el Gobierno prooccidental de Fuad Siniora-, un Ejecutivo de unidad nacional se hace cargo de mantener la estabilidad siempre precaria. La consecuencia de ese pacto entre partidarios de Estados Unidos y la Unión Europea, por un lado, y los seguidores de Siria, por otro, es la parálisis política y de la Administración.
"Creemos que el pueblo libanés debe elegir a sus representantes en unas elecciones justas y abiertas, sin el espectro de la violencia y la intimidación y ciertamente sin interferencias exteriores", afirmó Clinton. Como era previsible, Hezbolá protestó contra la visita de Clinton y sus palabras: "La política de Estados Unidos es la de la injerencia para defender sus intereses en la región".
A muchos otros libaneses -incluso entre aquellos que quieren adaptar el país al molde occidental y fomentar la alianza con Estados Unidos y Europa- la Casa Blanca tendrá que convencerles con hechos. Saben que el pequeño Estado mediterráneo ha sido víctima de los pactos entre vecinos musulmanes y occidentales. En 1975, Washington dio luz verde a Siria para que se hiciera con la tutela del país y mantuvo durante 30 años sus tropas en suelo libanés.
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