Un sistema injusto

A pesar de los enormes esfuerzos que los principales ejes económicos realizan hoy en día para ocultar las muchas debilidades del sistema hegemónico mundial, la insostenibilidad del mismo cada día se hace más evidente y surge la necesidad de generar vías alternas para tratar de moderar las consecuencias negativas que han ido aumentando en los últimos años.

En este caso, quienes han sufrido los outputs del sistema capitalista y neoliberal son una masa sin rostro normalmente llamada Tercer Mundo, países del sur, subdesarrollados o (más afectuosamente) en vías de desarrollo, cuya realidad es tan ajena y tan lejana para el mundo industrializado que el sistema de explotación-producción-consumo parece ideal.

Sin embargo, esto no es así. El sistema sobre el que hemos basado nuestras sociedades no ha hecho sino deteriorar nuestro entorno en cada uno de sus ámbitos, generando una dinámica destructiva para el género humano, cuyas relaciones con el medio natural, con sus semejantes y consigo mismo están subordinadas a la lógica del mercado. Además, ha creado una brecha que cada vez separa más el norte del sur, que hace inminente un cambio de modelo para lograr un verdadero avance en cuestión de sostenibilidad y justicia social.