El hospital público Carlos III cede recursos a una fundación privada
Los responsables decían en una guía que la mejor prevención del sida es la castidad
La homosexualidad es "una alteración conductual", la masturbación "deteriora la grandeza de la sexualidad humana" y para prevenir el contagio del sida lo mejor no son los condones, sino la castidad. Afirmaciones y consejos como éstos pueblan la guía Adolescentes frente al sida: preguntas con respuestas, un librito de 53 páginas editado en 2007 por la Fundación Investigación y Educación en Sida (FIES). No habría nada que objetar a una publicación pagada por una entidad privada, de no ser porque esa guía se estuvo repartiendo en las consultas de un hospital público, el Carlos III, durante un año. Cuando la noticia saltó a los medios de comunicación, en noviembre pasado, el hospital se desvinculó del librito. El gerente no sabía que se estaba repartiendo, afirmó, ni tenía nada que ver con la fundación que la editaba, excepto "colaboraciones puntuales en investigación".
Pero la relación de FIES con el hospital es mucho más estrecha. Tanto que fundación privada y centro público se confunden hasta no saber dónde acaba una y empieza el otro. El presidente de FIES, Juan González- Lahoz, es el jefe del Servicio de Enfermedades Infecciosas. Su secretario, Vicente Soriano, y su vicepresidente, Francisco Blanco, son también médicos del servicio. Los dos primeros son autores, con otras tres personas, de la polémica guía. La fundación, cuya sede está en el hospital, controla el laboratorio de biología molecular del centro, especializado en VIH. Su responsable, Carmen de Mendoza -esposa de Soriano-, ni siquiera está contratada por el Carlos III. El hospital y la FIES mantienen convenios al menos desde 1999.
Pasa a la página 2El primer convenio con FIES, de 1999 y vigente hasta el 28 de febrero de este año, recogía que el hospital y la entidad, que entonces era una asociación, convenían en "estrechar sus relaciones, aunar esfuerzos y establecer normas amplias de actuación". Tan amplias que en las apenas 20 líneas de estipulaciones sólo se dice que el Carlos III pone a disposición de FIES su infraestructura y que FIES cede el uso de sus equipos para investigación. El convenio no especifica, por ejemplo, qué actividad puede o no puede realizar el personal ajeno al hospital.
De ahí las críticas que los sindicatos mayoritarios (CSIT, UGT y CGT) en el Carlos III llevan meses trasladando al gerente: médicos de la fundación que realizan actividad asistencial (pasan consulta), utilización de material (reactivos) del hospital "para beneficio de la entidad privada", validación de pruebas analíticas del hospital por parte de personal de la fundación que "no tiene competencias para ello", etcétera.
Lo cierto es que lo público y lo privado están tan imbricados que cuesta distinguirlos. Un ejemplo es el puesto de Alma González, hija de González Lahoz y secretaria de la fundación. A pesar de no tener contrato con el hospital, trabaja en un despacho de la sexta planta del centro y en varios programas de cursos organizados por el Carlos III aparece como "secretaria del servicio de Enfermedades Infecciosas". Otro ejemplo. Pablo Labarga, médico especialista en VIH, no tiene contrato con el hospital desde el 1 de enero. Sí lo tiene con la fundación privada. Este periódico comprobó en dos ocasiones durante el mes de abril que utiliza la consulta número 5, en la planta baja, a la que acuden pacientes de la sanidad pública.
"El personal que contrata una fundación con sus fondos propios se dedica en exclusiva a la investigación. No puede hacer asistencia, ni clínica ni de laboratorio", explica un jefe de servicio de un gran hospital madrileño. "Pasar consulta a pacientes no está permitido", admitió ayer González Lahoz sobre la situación de Labarga. "Otra cosa es que haya allí un médico presente ayudando a otro o tomando notas", justificó.
La situación del laboratorio de biología molecular también es peculiar. Su responsable, la bióloga Carmen de Mendoza, ex trabajadora de la fundación, tiene un contrato como investigadora del Sistema Nacional de Salud. No depende, por tanto, del hospital, pese a lo cual dirige a los trabajadores y toma decisiones. Técnicos contratados por la fundación no se limitan a la investigación, sino que hacen trabajos de rutina del hospital. En el mes de marzo el gerente del Carlos III dio instrucciones para que ese laboratorio pasara a depender del de Microbiología, algo que finalmente no ha sucedido, según confirman fuentes del hospital. El gerente declinó comentar el tema con EL PAÍS.
"La fundación se ha hecho con el hospital", afirman los trabajadores consultados, que piden anonimato por temor a represalias. "Ya casi no se puede distinguir una cosa de otra", añaden. "Una fundación privada se está adueñando del Carlos III y nadie lo impide. ¿Por qué estos médicos crean una fundación para investigar cuando podrían hacerlo igual a través del hospital?", se pregunta Juan Domingo García, de CSIT. Lo cierto es que el Carlos III tiene, igual que todos los grandes hospitales madrileños, su propia Fundación de Investigación Biomédica, que es la que ha firmado (el 26 de febrero de 2009) el convenio actual con la otra fundación.
FIES tuvo unos ingresos de 870.000 euros en 2007, según las últimas cuentas presentadas en el Registro de Fundaciones del Ministerio de Educación. Casi medio millón provenía de "donaciones de entidades privadas", sin especificar cuáles ni para qué.
El consejero de Sanidad, Juan José Güemes, anunció en noviembre, tras el escándalo de las guías, que abriría una investigación. Sobre su resultado, el Carlos III afirmó en un comunicado: "Se comprobó que la guía no es del hospital, por lo que se procedió a la prohibición de la misma". Lo mismo que ya dijo Güemes en noviembre pasado.
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