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Bolardos, parquímetros, cabinas y maceteros blindarán la 'milla de oro'

El Ayuntamiento recolocará mobiliario urbano para impedir los 'alunizajes'

Daniel Verdú

La función confiere a los objetos la mitad de su belleza. Si no sirven, no son bonitos, dicen todos los manuales de diseño. Con esta premisa, a partir de ahora, las cabinas, los maceteros, los parquímetros, los aparcamientos para motos y los bancos de la calle de Ortega y Gasset serán doblemente bellos. El Ayuntamiento ha diseñado un plan para recolocar el mobiliario urbano de esa calle y de algunas de sus confluencias para que sirva de obstáculo a posibles aluniceros. Así, además de para llamar o para cobrar por aparcar el coche, los artefactos urbanos servirán también como medida de protección.

El plan consiste en utilizar el mobiliario ya instalado (en algunos casos se colocará algún elemento nuevo) y desplazarlo o reforzarlo para que sirva de barricada protectora para las tiendas. Barato, sencillo y aparentemente efectivo. Así, un buen macetero, macizo y pesado, puede ahorrarle un disgusto al propietario de una joyería o una peletería de esa lujosa zona, que recorre Ortega y Gasset desde Francisco Silvela hasta Serrano.

El plan se aplicará a 40 comercios de Ortega y Gasset y se extenderá a Serrano
El Consistorio quiere que tenga un coste casi nulo para sus arcas

La idea, que todavía no tiene presupuesto asignado, surgió el pasado diciembre en la última Junta de Seguridad de Ayuntamiento y Delegación del Gobierno, celebrada en diciembre. El gremio de joyeros volvió a mostrar su preocupación por los últimos alunizajes que estaba sufriendo la milla de oro madrileña. El estudio realizado afecta a unos 40 comercios de la zona. En todos ellos se proponen modificaciones que en 15 días deberán ser ratificadas por los interesados.

Si la experiencia funciona, se aplicará a la calle de Serrano, que ahora mismo está en obras, pero cuyo nuevo mobiliario ya podría estar colocado pensando en la seguridad de los comercios. "Se ha escogido esta zona porque es la que en los últimos meses ha sufrido más asaltos. Pero queremos extenderla al resto de la ciudad", explica el concejal de Seguridad, Pedro Calvo.

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Los comerciantes de la zona consultados y sus representantes están contentos con la iniciativa. Pero piden que no se relaje la vigilancia de la zona y que se endurezca la ley para los aluniceros reincidentes. Según los datos que maneja de la Confederación de Comercio especializado en Madrid (COCEM) y que no desmiente la Delegación del Gobierno, en los últimos cuatro años en Madrid se han producido unos 1.000 asaltos de este tipo perpetrados por unos 200 individuos. El último en esa zona fue el pasado febrero en la tienda Loewe, a plena luz del día. "Tiene que haber una modificación de la ley para castigar más la reincidencia", reclama su presidente, Hilario Alfaro.

El gremio de joyeros opina parecido. Y también pide medidas extras. "Es una experiencia piloto y es bienvenida. Taparemos todos los agujeros por donde consiguen empotrar coches. Pero no es la solución de los problemas que hay de fondo. El problema es tener la calle llena de gente que cree que estos delitos son gratis", denuncia su presidente, Armando Rodríguez.

La idea es que el plan no cueste dinero extra al Ayuntamiento y se pueda incluir en los contratos de mantenimiento. Si no pudiese hacerse, señalan fuentes de Seguridad, se recolocaría el mobiliario de forma gradual para que no suponga una inversión brusca.

Obras en Marqués de Vadillo

El plan Zapatero, el fondo de inversión estatal para que los Ayuntamientos hagan obra pública y generen empleo en tiempos de crisis, sigue su curso, y ahora le llega el turno a la glorieta del Marqués de Vadillo. Castigada durante años por un intenso tráfico rodado, especialmente el de entrada a la M-30, se reforma para ganar espacio para el peatón.

En sus 12.076 metros cuadrados se renovarán aceras, pavimento, mobiliario y alumbrado. La parte central de la plaza, que hasta ahora era una fuente, se convertirá en una rotonda de menor espacio para que se puedan ensancharse las aceras de los laterales.

Desde hacía un par de años, además, las zonas verdes colindantes estaban muy deterioradas. Ahora se pretende volver a plantar los arbustos que rodeaban la plaza.

Las obras, que terminarán antes del mes de diciembre, costarán unos 4,4 millones de euros y generarán 118 puestos de trabajo. El Ayuntamiento pretende que la reforma de la plaza resalte el proyecto de Madrid Río y que se convierta en una prolongación del puente de Toledo.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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