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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Relevo en Andalucía

El partido socialista aborda con Griñán el reto de conservar un liderazgo hasta ahora indiscutido

La remodelación del Gobierno llevada a cabo por Rodríguez Zapatero ha colocado en segundo plano una de sus consecuencias más importantes: el relevo al frente de la Junta de Andalucía. El paso de Manuel Chaves desde la jefatura del Ejecutivo autónomo a una vicepresidencia en el central zanjó, casi por sorpresa, los movimientos existentes dentro del socialismo andaluz para afrontar lo que todos los sectores perciben como un fin de ciclo. El partido socialista gobierna Andalucía desde el establecimiento del poder autonómico, y la duda que albergan los dirigentes regionales es si ese fin de ciclo que intuyen se limita a la figura de Manuel Chaves o, por el contrario, afecta también a la opción política que representan. Pese a la debilidad del PP andaluz, el apoyo a los socialistas prosigue su curva descendente.

El paso a la presidencia autonómica de Griñán que, como Chaves, llegó a la Junta desde el Gobierno central, supone una momentánea respuesta al problema al que se acaban enfrentando los partidos que se eternizan en el poder: la sustitución controlada de los liderazgos. En comunidades como Castilla-La Mancha y Extremadura, el partido socialista ha conseguido que la retirada de los barones históricos no conlleve la pérdida del Gobierno. En Andalucía habrá ocasión de comprobar si esta operación se repite. Tanto si lo hace como si no, sus consecuencias sobre el mapa electoral general pueden resultar decisivas: Andalucía es una de las comunidades determinantes para que el partido socialista gobierne en Madrid. Y a esta incógnita se suma la de saber si la presencia de Chaves en el Ejecutivo central es un activo o un pasivo para los socialistas.

Existe la tendencia a creer que sólo los partidos nacionalistas se han eternizado en el poder autonómico. La realidad desmiente esta idea: tanto socialistas como populares han demostrado ser capaces de mantenerse por mucho tiempo en comunidades sin tradición nacionalista. La alternancia se ha revelado difícil en las autonomías, con todos los inconvenientes que esta esclerosis supone. Existen algunas razones inmediatas, como que las exigencias de neutralidad en los medios públicos de comunicación, o en las políticas de subvenciones, vigentes para el Estado central no son tan rigurosas en la Administración autónoma. Pero tal vez existan, además otras razones más de fondo, y Andalucía puede convertirse con la salida de Chaves en el laboratorio para conocerlas.

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