Adiós a la vieja guardia eléctrica
Llega el relevo directivo en el sector. Endesa lo continúa con Borja Prado
Los cambios del sector eléctrico en los últimos años han provocado que la vieja guardia del sector haya desaparecido prácticamente de la primera línea de fuego. Quedan algunos ejecutivos en los segundos escalones; pero aquéllos que protagonizaron el gran cambio del sector en España, ya no están o han perdido poder. Es el momento del relevo.
Los últimos episodios confirman esta tendencia. La toma de control de Endesa por la firma italiana Enel, de mayoría estatal, ha supuesto la salida de un efímero José Manuel Entrecanales de la presidencia y su sustitución por Borja Prado. Ni uno ni otro pertenecen a la tradición eléctrica.
Sí la tiene Rafael Miranda, que se mantiene como consejero delegado, pero con poderes recortados. Posiblemente, es el último mohicano en la cúpula. Y no se sabe por cuánto tiempo. Miranda, que se incorporó hace 22 años a Endesa, cuando era pública, bajo la presidencia de Feliciano Fuster, era el enlace más claro de los presidentes que fueron relevándose posteriormente (Rodolfo Martín Villa, Manuel Pizarro y el citado Entrecanales). Su nombre se barajó para presidente, pero desde hacía tres meses, los italianos habían elegido a Prado. En Endesa quedan otros veteranos como José Bogas o Antonio Pareja.
Otro que ha dejado el sector es Honorato López Isla tras la compra de
Unión Fenosa por parte de Gas Natural. López Isla hizo su camino junto a Victoriano Reinoso y se formó en el equipo de Julián Trincado. En Fenosa se mantienen de aquella etapa, aunque seguramente en retirada, José María Paz, Elías Velasco y Ernesto Mata. La operación también supuso la salida de la presidencia de Pedro López Jiménez, representante de
ACS y que también presidió la Endesa pública en tiempos de UCD. ACS, tras vender Fenosa, se apresta a hacer valer su condición de principal accionista de
Iberdrola con la oposición del presidente, Ignacio Sánchez Galán.
La llegada de Sánchez Galán, elegido de una terna de candidatos tras su paso por Airtel (hoy Vodafone) y que acabaría sustituyendo a Íñigo de Oriol en la presidencia, supuso un cambio de la vieja cultura procedente de los tiempos del patriarca sectorial, José María de Oriol. Sánchez Galán comenzó a aplicar métodos distintos y a saltarse algunas costumbres que rompían el status quo del sector, como las reuniones de Unesa, la asociación sectorial que funciona como patronal. En Iberdrola, resultado de la fusión entre Iberduero e Hidrola, queda como testimonio de aquella época José Luis Sampedro, una lumbrera que procede de la antigua Iberduero que presidía Manuel Gómez de Pablos.
Ha cambiado tanto el sector que se da la circunstancia de que el presidente de E.ON (
Viesgo), Miguel Antoñanzas, que sólo lleva seis años, parece uno de los veteranos, quizás porque su padre, José Luis Antoñanzas, fue vicepresidente de Iberdrola.
El portador de los valores eternos eléctricos, en cualquier caso, es Pedro Rivero, presidente de Unesa, en la que ha pasado por todos los puestos directivos desde hace cuatro décadas.
Rivero ha sido testigo de todos los cambios del sector: los años del desarrollismo, con fuertes inversiones, sobre todo en centrales nucleares; la toma de posición de los bancos; las peleas, ya en la transición, entre Oriol, padre, el conde de Superunda (presidente de
Sevillana por el Banco Vizcaya) y Juan Miguel Villar Mir, al que el Banco Santander puso al frente de Viesgo; la moratoria nuclear decretada por el Gobierno socialista de Felipe González en 1983; el posterior intercambio de activos entre las compañías; el contrato de Endesa (las empresas privadas tenían la obligación de comprar con un precio fijado a través de una fórmula la energía producida por Endesa, que ni distribuía ni comercializaba); la expansión de Endesa mediante compras y OPA que redujeron drásticamente el mapa eléctrico (se hizo con ERZ, Sevillana, FECSA,
Hidruña y Viesgo) y que desde el balcón privado se acusaba de comprar con el dinero que recibía del famoso contrato; las fusiones logradas (Unión Fenosa, Iberdrola) y fracasadas (entre Iberdrola y Endesa); el marco legal y estable; la liberalización del sector; la llegada de otros inversores y las últimas escaramuzas... Hasta hoy. Rivero ha mantenido la llama encendida. Unesa sigue con su buena imagen como centro de análisis sectorial, aunque haya perdido la otra de lobby potente.
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