Un paseo por las nubes
El 7 de agosto de 1974, el francés Philippe Petit recorrió ocho veces un camino que ya no existe y que, de hecho, nadie habría sabido ver sin el equipaje de idealismo e imprudencia que cargaba sobre sus espaldas este funambulista y mago empeñado en la poética conquista de lo imposible: la línea recta situada a más de cuatrocientos metros de altura que unía las Torres Gemelas.
Man on wire, ganadora del Óscar al mejor largometraje documental en la pasada edición de los premios de la Academia, evita toda alusión al 11-S, pero la memoria traumática de la tragedia planea sobre esta reconstrucción de la hazaña de Petit, sumando una dimensión elegiaca a lo que ya fue puro milagro efímero.
MAN ON WIRE
Dirección: James Marsh.
Intérpretes: Philippe Petit, Jean-François Heckel.
Género: documental. Reino Unido-Estados Unidos, 2008.
Duración: 94 minutos.
Director británico que alterna la práctica del documental con el cine de ficción y que, en ocasiones, explora las intersecciones entre ambos registros, como en la formalista, sofisticada y morbosa Wisconsin death trip (1999) -reconstrucción de la crónica negra de una pequeña ciudad de Wisconsin a finales del siglo XIX-, James Marsh combina dramatizaciones y testimonios para convertir la historia de Petit en una suerte de thriller centrado en la minuciosa disección de la génesis, planificación y ejecución de una misión en apariencia imposible. Por supuesto, también es una celebración de la épica del soñador, que, si se me permite llevar la contraria, en este caso es, asimismo, la épica del insensato, o la del irritante mitólogo de sí mismo.
Se apunta en Man on wire un tema interesante y que Marsh parece no querer explorar a fondo por una cuestión de pudor: la desintegración del grupo que hizo posible el desafiante paseo en las alturas de Petit una vez cumplido el sueño. Todo ello hace que Man on wire limite sus posibilidades para conformarse con su función de bálsamo redentor tácitamente diseñado para rellenar el vacío de la zona Cero.
Con todo, sería deseable que el presumible éxito de este documental mueva a algún distribuidor a estrenar Red riding: 1980, el último trabajo de Marsh, segunda entrega de la ambiciosa Red riding trilogy basada en las novelas de David Peace.
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