Guerra fría en Mondoñedo
Vecinos de dos aldeas de Lugo levantan un muro de tierra tras un siglo de disputas sobre las lindes de sus fincas y el paso de ganado
Es como un pequeño Berlín en una guerra fría de orígenes centenarios que enfrenta a dos comunidades de vecinos de la Galicia interior. Una barrera de tierra de dos metros de ancho, otros tantos de alto y más de cuatro kilómetros de largo ha sido levantada por los vecinos de la parroquia de Xemil (Bretoña), en el municipio lucense de A Pastoriza, para proteger lo que consideran su espacio de monte vecinal de la invasión que, según sostienen, realizan las reses de sus convecinos de Santa María Mayor, en el municipio de Mondoñedo. Se trata de una sucesión de desencuentros, litigios y enfrentamientos que desde hace más de un siglo protagonizan los habitantes de uno y otro lado. De momento no se ha encontrado una solución, y lo que es peor, las diferencias pueden acabar algún día con un enfrentamiento cuerpo a cuerpo, advierten los vecinos.
El valado costó 20.000 euros e incluso recibió una subvención pública
La frontera ha tenido que ser reconstruida en seis ocasiones
Tan primitiva posibilidad la apunta Francisco, uno de los ganaderos de Santa María Mayor, cuando admite que las diferencias "pueden acabar a palos". Del otro lado, Manuel responde con un "madia leva que sí" cuando le preguntan si se puede llegar a un desenlace violento. Los fronterizos "son la hostia", constata este vecino de Xemil.
El muro de tierra que se levantó el pasado mes de octubre no hizo más que empeorar las cosas, aunque los comuneros pastoricenses de Xemil, -un barrio de Bretoña-, ahora se sienten más protegidos de las invasiones de las vacas, caballos y cabras, que pastan en libertad por el llamado Campo do Oso y el monte comunal de Louseiras. "Estábamos cansados de aguantar aquí sus animales y nos sentíamos y sentimos totalmente indefensos", declara Manuel para justificar la construcción del montículo de tierra, que se levantó, asegura, "con todos los permisos" y para el que incluso contaron con una subvención de la Diputación, todavía sin cobrar, de 8.000 euros.
Dos máquinas retroexcavadoras y un gasto de 20.000 euros sirvieron para levantar una frontera de tierra que sólo se puede franquear a través de pasos canadienses (accesos de parrillas de hierro que no cruzan los animales) y de una carretera particular inicialmente cerrada con una cadena. La reacción no se hizo esperar y el muro de tierra enseguida apareció parcialmente derrumbado en varios puntos para que algunos animales que habían quedado atrapados en el lado de A Pastoriza pudieran cruzar hacia su lugar de origen.
Desde entonces se suceden las reconstrucciones y los derribos cuya autoría es desconocida para Francisco, del lado de Santa María. En Xemil no tienen dudas, asegura Manuel. Incluso alguna vez denunciaron nominalmente a los supuestos autores en el juzgado de Mondoñedo. "¡Si en una ocasión vinieron tres a oponerse en persona a la reparación del valado poniéndose delante del cazo de la paleadora! En otra los cogimos in fraganti e incluso nos faltó la cadena de la carretera", enfatiza.
En la actualidad -al menos hasta ayer- la frontera de la discordia está completa, tras haber sido reconstruida en seis ocasiones. Aun así, Manuel tuvo que requerir esta misma semana los servicios veterinarios de A Pastoriza, ya que en la que consideran su zona pastan diez cabras (siete grandes y tres crías), sin dueño aparentemente conocido. Y es que en la parte pastoricense se quejan de la repetida aparición de reses muertas, de las que sus convecinos no se hacen cargo, "con el riesgo de contaminación que eso conlleva", y tampoco atienden los requerimientos que les realizaron vía burofax para que retiraran el ganado.
Mientras tanto, los mindonienses quieren que se realice un deslinde, al que no están dispuestos los de A Pastoriza, quienes argumentan que el muro de tierra no lo construyeron bajo ningún criterio de capricho o por exacerbar todavía más los ánimos de sus alterados vecinos. "Existe un deslinde del jurado de montes y el valado va justo por ahí", sostienen los de Xemil, quienes incluso retroceden más en el tiempo y exhiben un plano del marqués de la Ensenada para cargarse de razón. "¡Si hasta les dejamos terreno a su favor!", exclaman.
Todo esto sucede a escasos días de la celebración de la famosa rapa das bestas de Campo do Oso, que organizan los de Mondoñedo, pero que en Pastoriza afirman que usa su terreno como escenario. ¿Será una jornada tranquila la de la rapa? "Ese día seguro que sí", responde, convencido, Manuel.
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