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Agentes del FBI negocian la liberación del capitán del barco asaltado

Los piratas somalíes retienen al oficial en un bote salvavidas sin carburante

La ley del más fuerte, los abordajes, traiciones e intercambios de prisioneros en alta mar han saltado de los libros de aventuras a aguas del océano Índico, aunque en esta ocasión hay nuevos actores como los agentes del FBI que intentan liberar al capitán retenido por los piratas.

El intento de secuestro el miércoles del Maersk Alabama, un portacontenedores de 17.000 toneladas con 20 tripulantes estadounidenses a bordo, ha derivado en una tensa situación en la que cuatro piratas mantienen retenido al capitán del barco, Richard Phillips, en un bote salvavidas en mitad del océano mientras sus marineros, tras rebelarse contra los captores y recuperar el control del buque, intentan negociar la liberación.

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"Les estamos ofreciendo todo lo que podemos, como comida, pero las cosas no van bien", admitió por teléfono vía satélite al canal de televisión CNN Ken Quinn, el segundo oficial. "Lo retienen para obtener un rescate a cambio y nosotros intentamos liberarlo", añadió.

Pese a la llegada de un buque de la Armada de Estados Unidos a la zona, que pretende presionar a los piratas, las negociaciones podrían prolongarse ya que el bote salvavidas cuenta con víveres y agua para una semana. La secretaria de Estado de Estados Unidos, Hillary Clinton, aportó el jueves un nuevo dato que aumenta la incertidumbre: "Aparentemente" el bote se ha quedado sin carburante y a merced de las olas y corrientes del océano.

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El jueves se conocieron más detalles del secuestro y los hechos que se sucedieron hasta llegar a la situación actual. Los cuatro piratas somalíes alcanzaron al Maersk Alabama a bordo de una lancha fueraborda cuando éste se encontraba a unos 450 kilómetros mar adentro al sureste de Eyl, ciudad sin ley dentro del fallido Estado de Somalia y epicentro de la oleada de ataques piratas que asuelan el golfo de Adén y el noroeste del Índico.

Tras abordar al barco y hacerse con el control, los piratas hundieron la lancha con la que habían llegado, lo que indicaría que pretendían llevarse al Maersk Alabama hasta su refugio en la costa somalí y negociar desde allí su rescate. El último éxito de los piratas fueron los 2,4 millones de euros obtenidos hace un mes por el rescate del Faina, un barco de bandera ucrania cargado con blindados y armas. El dinero les fue pagado a los piratas lanzándolo en paracaídas desde un avión sobre una zona desértica de Somalia. Se estima que los piratas han obtenido más de 45 millones de euros en rescates en los dos últimos años, lo que les ha permitido dotarse con mejores equipos de navegación y comunicación por satélite.

La tripulación del Maersk Alabama, sin embargo, decidió ofrecer una dura resistencia al abordaje. Cuando llegaron los piratas, desactivaron varios mecanismos del cuadro de mandos, lo que impidió a los secuestradores dirigir el buque hacia las costas de Somalia. Y a las cinco horas de secuestro, prepararon y ejecutaron una emboscada con éxito contra uno de sus captores, al que lograron inmovilizar, y recuperaron el control de la nave. El último paso que les quedaba para retomar la normalidad era negociar la liberación del capitán a cambio del captor retenido, pero ahí fueron engañados, admite Quinn. "Nosotros liberamos al pirata, pero ellos no cumplieron con su parte", explicó.

A más de 10.000 kilómetros, en Washington, el Gobierno de EE UU ha seguido con atención la evolución del secuestro "muy atentamente", afirmó ayer Clinton, aunque el presidente, Barack Obama, se negó ayer a responder preguntas sobre el asunto. La Casa Blanca sí ha dado la orden a agentes del FBI para que intervengan en las negociaciones con los piratas para asegurar el rescate del capitán.

La familia de Richard Phillips, natural del Estado de Vermont, se mostró ayer conmocionada por lo sucedido, aunque orgullosa por su intervención. "Seguro que se ha ofrecido como rehén para salvar al resto de la tripulación", explicó su cuñada. "Es el papel que él debía adoptar como capitán", añadió.

El Maersk Alabama se dirigía la noche del jueves hacia el puerto de Mombasa (Kenia), su destino previsto y donde debía dejar un cargamento de 232 contenedores con comida y material agrícola del Programa Mundial de Alimentos de Naciones Unidas. Para evitar nuevos incidentes, 18 hombres armados vigilaban a bordo para que esta vez llegara seguro a puerto.

Una imagen sin fecha del barco asaltado antes de que cambiara su nombre a <i>Maersk Alabama.</i>
Una imagen sin fecha del barco asaltado antes de que cambiara su nombre a Maersk Alabama.AP

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