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'Os Nove' de Baiona serán exhumados 73 años después

Los vecinos de Baiona recordaron la matanza desde 1937

Entrando en el cementerio de Baiona a mano izquierda. La tradición familiar ha mantenido la memoria del emplazamiento donde un 15 de octubre de hace 73 años fueron sepultados los cadáveres de siete marineros, un herrero y un campesino. Los falangistas los habían asesinado, horas antes, en el lugar conocido como la Volta dos Nove o la Enseada da Bombardeira. El mismo equipo, coordinado por la Consellería de Cultura, que el pasado miércoles destapaba la fosa común de San Xián, en O Rosal, iniciará mañana las excavaciones en el camposanto de Baiona. "Aquí no tendremos que hacer cuatro o cinco sondeos, como hicimos en San Xián", explica Xosé Lois Vilar, del Instituto de Estudos Miñoranos, "la memoria familiar, de los que cada 15 de octubre, desde 1937, depositaban flores allí, nos facilitará el trabajo".

Cada 15 de octubre, los familiares pintaban nueve cruces en el lugar

Los falangistas escogieron a sus nueve víctimas, cinco naturales de Baiona y cuatro de Panxón, al azar. Pretendían vengar con categoría de ejemplo la muerte de un guarda civil, dos días antes, durante la detención y asesinato de dos republicanos del Val Miñor. Aquellos anarquistas se habían escondido el 24 de julio de 1936, cuando los nacionales, tras pacificar Vigo, entraron en la villa de Baiona. "Los asesinos fueron primero a la cárcel de Vigo, el actual Museo de Arte Contemporánea, pero a los nueve los cogieron en el frontón de María Verdiales", relata Vilar. Además de la pertenencia a sindicatos de corte anarquista, mayoritarios entre los marineros gallegos antes de la Guerra Civil, los detenidos habían cometido delitos del tipo tener pintado en la gamela la consigna UHP [Uníos Hermanos Proletarios].

En una de las curvas de la carretera de Baredo, cayeron los nueve con los ojos vendados. "Hubo un simulacro de autopsia en el hospital de Baiona", explica Xosé Lois Vilar, también arquéologo, "que hoy en día es la biblioteca municipal; de allí fueron directamente para el cementerio". A pesar de la derrota republicana en la Guerra Civil y de la represión de régimen de Franco -por cada asesinato político de Mussolini, Franco realizó 10.000, recordaba Vicenç Navarro-, los hechos permanecieron en la conciencia colectiva del lugar. Cada 15 de octubre, nueve cruces pintadas contribuyeron a fijar la memoria de los asesinados.

"Tiene que quedar claro", expone Xosé Lois Vilar, "que los asesinatos en Galicia no fueron rencillas de familia, ni venganzas entre vecinos, como a menudo se nos quiere hacer creer; fue un plan calculado desde arriba, desde Franco y sus secuaces, para descabezar a la izquierda y acabar con los nacionalistas, con los republicanos de este país". Los restos de Felicísimo, O Ghonda, O Rei Quiquito, O Lijó de Corrubedo, O Pelonio, O Ferreiro do Burgo, Generoso y Manuel Aballe, nueve hombres que el 15 de octubre contaban entre 36 y 51 años de edad, abandonarán mañana la clandestinidad de la fosa común.

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