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Reportaje:

La procesión íntima de Lagrán

La localidad de la Montaña Alavesa mima su Viernes Santo pese al desgaste y reconversión del pueblo - Los actos destacan por su austeridad

Situado en media ladera, con orientación hacia el Sur, mirando hacia los hayedos de la Sierra Cantabria, Lagrán se mantiene firme ante el desgaste que están sufriendo los pueblos de la Montaña Alavesa. Ha reconvertido sus tierras de cultivo en un campo de golf diseñado por Severiano Ballesteros y su ancestral condición de enclave en el camino que unía la costa cantábrica con la meseta se refleja ahora en un centro de interpretación de la Ruta del Pescado y del Vino, que se inaugura en estos mismos días.

Otra cosa es la Semana Santa. Lagrán, con sus apenas dos centenares de vecinos, no ha necesitado de reformas en sus ritos religiosos, porque no ha vivido la crisis que ha afectado a estas celebraciones pascuales. Es más, como recuerda María Martínez, una de las organizadoras de las actividades religiosas de estos días, "son muchos los que en los últimos años reclaman participar en los actos, hasta el punto de que casi tenemos lista de espera".

"Casi tenemos lista de espera para poder participar en los actos"

El visitante ha de saber que llega a la celebración del Viernes Santo en un acto de recogimiento casi familiar. No espere grandes escenografías, ni escenarios previstos para el drama central de las creencias católicas. Aquí, en la Montaña Alavesa siempre se ha llevado la austeridad, cierto recogimiento y un carácter independiente por parte de los vecinos, responsables de todos los actos públicos. Hasta el punto de que en el Vía Crucis, al mediodía, el párroco ha de participar como uno más, vestido de paisano, sin ningún protagonismo.

El Rosario de la Aurora abre los actos del Viernes Santo, a las siete y media de la mañana. Tras el Vía Crucis a la hora del Angelus, las celebraciones continúan a las cinco de la tarde, con la tradicional misa en la que se van recordando los últimos días de la vida de Jesús. La iglesia, abarrotada, recibe en silencio el tañir de la campana que anuncia la muerte de Cristo y el comienzo de la representación que recrea sus últimas horas.

Dos vecinos comienzan a desclavar la imagen del crucificado y lo enfrentan a la de la Virgen María, que tiene un mecanismo móvil que le hace girar la cabeza para reconocer a su hijo muerto. "Aunque no siempre funciona; la imagen tiene mucho años", advierte María Martínez.

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Lo que sí funciona es el mecanismo de la procesión, que hacen realidad una treintena larga de vecinos, desde los que protagonizan el paso del Ecce Homo, hasta las Marías que cierran el recorrido. Entre medias, uno de los momentos mejor estimados por los conocedores del Viernes Santo de Lagrán: Jesús con la cruz, acompañado por los cirineos, atados con cadenas, cuyo andar va resonando por las estrechas calles de la población.

Aunque no alcanza a gozar de la fama que tiene en otras localidades vascas, la intimidad en la que se desarrolla la Pasión de Lagrán, con sus correspondientes escolta romana, San Juan y María Magdalena y el imprescindible paso de la Dolorosa, convoca cada año a centenares de visitantes. "Incluso en el rosario de la Aurora del Domingo de Pascua, a pesar de la hora [las 7.30] contamos con una buena asistencia", indica María Martínez. Quizás sea también por la inexcusable compensación del chocolate con bizcochos que se ofrece al término del rezo.

Una guía práctica

- Quema del Judas. La Semana Santa de Lagrán se cierra el Domingo de Resurrección con la Quema del Judas, un acto tradicional en la Montaña y la Rioja alavesas o en la comarca de Estella (Navarra), en donde se prende fuego a un muñeco de paja que supone la liberación de los males de la comunidad.

- Campo de golf. De nueve hoyos, ligado al complejo de Izki (www.izkigolf.com).

- Ruta del Pescado y del Vino. Lagrán era un enclave estratégico en la ruta que unía el puerto de Bermeo con Oyón. Para los amantes al senderismo, el referente de este camino es el GR-38.

- Carboneras. A las afueras del pueblo, hacia los bosques de Sierra Cantabria, se han diseñado diversos senderos en busca de las tradicionales carboneras que servían de medio de vida a los vecinos de Lagrán.

- Alojamiento. En Lagrán existe una zona de acampada junto al albergue de San Bartolome (945 378059). Ya en Peñacerrada, casa rural Errota (945 367005).

- Comer. Restaurante Frontón, en Lagrán (945 378019). En Bernedo, Arrieta (945 378005); y en Urturi, Garimotxea (945 378121 / 945 378212) e Izki-Jan (945 378268).

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