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Crónica:LA CRÓNICA
Crónica
Texto informativo con interpretación

El año de Saco Gordo

Tiempo atrás escuchábamos la suite Iberia, de Isaac Albéniz, en una de las tres versiones que ha dejado grabadas Alicia de Larrocha, que se dedicó mucho a esta página brillantísima de la música española; pero como nos recordó el otro día Lourdes Morgades en estas páginas, hablando de la exposición consagrada al músico de Camprodon en el Museo de la Música (en el Auditori), estamos en el Año Albéniz, periodo de tiempo que va desde el centenario de su muerte al 150º aniversario de su nacimiento y abarca este año y el siguiente, y en sintonía con él he ido a la tienda de discos para conseguir la versión de la suite de Esteban Sánchez, que creo que es muy buena, muy auténtica y rigurosa.

El músico Isaac Albéniz es una figura que todos conocen, pero aún está por vindicar

Saco, Gordo o Saco Gordo, que así firmaba sus cartas el músico de Camprodon, es una figura que todos conocen, pero aún está por vindicar. Tuvo una vida legendaria que le llevó por toda Europa, donde se apreciaba mucho su música, no sólo por el atractivo exótico de lo que sonase a nacionalmente español (era la hora de los nacionalismos musicales en Rusia, en Chequia, en Alemania, en Ecandinavia, etcétera), sino como cumplido creador. Vida llena de anécdotas verdaderas y falsas, de fantasías memorables y éxitos y fracasos tremendos, y compuso esa suite hacia el final de su vida, estando ya enfermo, padeciendo dolores intensos que combatía con morfina y lleno de melancolía y nostalgia de su tierra. Basta con escuchar el fandango de evocación para que estas sensaciones impregnen al oyente.

Quería escucharla ahora, si no entera al menos parte de ella, antes de acercarme, esta tarde, al centro cívico Teixonera, en Vall d'Hebron, donde el gran pianista Lluís Avendaño -organista, por cierto, de la iglesia de Sant Pau del Camp- dará su versión, que volverá a interpretar el 4 de junio precisamente en el Auditori. Como es notorio, las 12 piezas de Iberia, tan bonitas, coloristas, luminosas, intensas y difíciles de interpretar, no sólo son la aportación más notable de la música pianística de nuestro país al mundo, sino también un endemoniado tour de force para los intérpretes. No sólo porque la ejecución dura dos horas. Es una música saturada, llena de notas, y muchos pianistas se saltan unas cuantas volutas de esas que en la partitura ocupan el tercer pentagrama, pues no bastan para consignarlas los dos clásicos para la mano derecha y la mano izquierda.

Volveremos a oírla el 18 de mayo, día de la muerte de Albéniz, a las cinco de la tarde, interpretada por Rosa Torres-Pardo en el palacete Albéniz, después de participar en la ofrenda floral en su tumba en el cementerio de Montjuïc, con lectura del epitafio que le escribió García Lorca. Será el primer acto oficial del Año Albéniz, cuyo acto inaugural, con direccion musical de Josep Pons, produce y dirige Cuki Pons. Éste es un profesional en la organización de ceremonias, grandes eventos, inauguraciones, festivales, entre los cuales los de la copa de vela en Valencia y los de la Expo de Zaragoza, y que vuelve siempre a su Camprodon natal, donde ahora está organizando el acto inaugural del Año Albéniz, para el 1 de agosto: un gran espectáculo en ese puente de piedra elegante y ligero que cuando éramos niños decoraba las cajas de galletas Birba y que resultó que tenía una copia en la realidad, concretamente en Camprodon: el puente románico, convertido en fondo escénico donde se proyectarán imágenes, transparencias y películas para definir el universo Albéniz y su contexto, cuyo contenido argumental y musical define el musicólogo Jorge de Persia.

La platea suspendida sobre el lecho del río Ter, y sobre el escenario la Orquesta Sinfónica de RTVE, la actuación especial de Joan Manuel Serrat, y otros recursos lumínicos y especiales harán esa noche inolvidable, pero no irrepetible, pues se repetirá en noviembre en el Liceo y se están cerrando otros bolos en Madrid, Shanghai y otros festivales.

Cuki me cuenta que desde la fundación pública Museu Isaac Albéniz de Camprodón está haciendo los últimos esfuerzos para hacer posible tan fenomenal homenaje que abrirá un año de conferencias, conciertos, congresos y exposiciones en honor del refinado Saco Gordo y su música exquisita.

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