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El peaje político y económico de la AP-1

Los enfrentamientos entre Álava y Guipúzcoa han jalonado la construcción de la autopista Eibar-Vitoria - El penúltimo tramo se abre hoy al tráfico

Mikel Ormazabal

Los primeros en circular por la autopista AP-1 (Eibar-Vitoria) fueron cuatro ciclistas del Euskaltel, encabezados por quien entonces era el jefe de filas del equipo, Haimar Zubeldia. Fue una puesta en escena del entonces diputado general de Guipúzcoa, Joxe Joan González de Txabarri, porque las bicicletas tienen prohibido el paso por esta carretera. Eso ocurrió en diciembre de 2003. Se habían tardado cuatro años y medio en abrir el primer tramo: Eibar-Bergara, de 7,2 kilómetros. Si no media otro retraso en las obras, la apertura completa de la AP-1 (46,2 kilómetros) llegará el próximo mes de junio, diez años después de la colocación de la primera piedra. Durante este largo periodo, la ejecución de esta vía de pago de alta capacidad ha estado jalonada de choques entre las diputaciones de Álava y Guipúzcoa e incluso de acusaciones del actual Ejecutivo foral alavés, del PNV, al anterior, del PP. Además, los numerosos imprevistos surgidos durante las obras, que se presupuestaron inicialmente en un total de 632 millones de euros, mantienen en suspense el sobrecoste que deberán asumir las instituciones forales.

Desde hoy se podrá circular de forma gratuita entre Vitoria y Eskoriatza
El desfase presupuestario podría superar los 200 millones

Hoy se abre al tráfico, en un acto presidido por el lehendakari en funciones, Juan José Ibarretxe, el penúltimo ramal en construcción, entre Eskoriatza y Arlabán. Junto a Ibarretxe, las principales autoridades de Álava y Guipúzcoa se han citado dentro del túnel de Isuzkitza (3.377 metros de largo, el mayor de Euskadi) para oficiar la apertura de este tramo clave, pues permitirá por fin transitar por los 14,3 kilómetros de la autopista que cruzan Álava.

La anterior Diputación alavesa urgió en repetidas ocasiones a la de Guipúzcoa para que acelerase los trabajos ante los retrasos que estaban acumulándose en los cinco grandes tramos en que se dividió el trazado guipuzcoano (31,9 kilómetros), de una mayor complejidad técnica. Hubo mucha tensión entre el popular Ramón Rabanera, entonces máximo mandatario alavés, y Txabarri, hasta que el anterior diputado de Infraestructuras Viarias guipuzcoano, Javier Zuriarrain, logró calmar la situación. Tuvo que asumir el compromiso de acabar la autopista en diciembre de 2008.

Guipúzcoa tampoco ha conseguido cumplir su palabra y se ha visto obligada a demorar la apertura otros seis meses. La llegada del PNV al Gobierno foral de Álava ha suavizado las relaciones, aunque el teniente de diputado general, el peneuvista Claudio Rodríguez, llegó a pedir en octubre pasado una compensación económica por los retrasos. Guipúzcoa ya ha repetido que no pagará un céntimo por este motivo.

El recorrido entre Vitoria y el límite con Guipúzcoa (14,3 kilómetros) está finalizado desde junio pasado, pero sólo se han podido utilizar, gratuitamente, los 6,2 que discurren hasta Luko. Desde hoy se podrá utilizar la carretera entre Etxabarri-Ibiña y Eskoriatza, donde no se comenzará a cobrar el peaje hasta que en junio próximo se abra completamente la vía. Álava calculó en su día que durante todo este periodo está dejando de ingresar 465.000 euros mensuales.

La polémica también ha girado en torno al elevado coste de las obras. Álava ha cifrado en 60,8 millones el desvío presupuestario. En 2005, se abrió una comisión de investigación por los desfases económicos que se estaban produciendo. El departamento encargado de las obras aseguró entonces que el desembolso no superaría en total los 147 millones de euros. Finalmente, las constructoras han pasado una factura de 182,8 millones.

Guipúzcoa no ha dado a conocer la cuantía en que se han encarecido los trabajos. Su previsión inicial situó la inversión total en 510 millones, pero el gasto añadido por los imprevistos y las modificaciones de proyectos podría añadir más de 100 millones al coste final.

La construcción de la AP-1 permitirá abrir una nueva vía complementaria a la N-I, que soporta un altísimo grado de saturación en la parte guipuzcoana. El trayecto en coche de San Sebastián a Vitoria se reducirá unos 20 minutos, aunque los conductores deberán pagar el peaje tanto en la A-8 como en la AP-1. Guipúzcoa ya aplica desde enero pasado descuentos a los vehículos de esta provincia.

Las malditas anhidritas

La anhidrita es un mineral que puede llegar a aumentar su volumen en un 60% por efecto de la hidratación. Esta anomalía geológica fue encontrada a finales de 2007 durante la ejecución del túnel de Isuzkitza. Se localizaron un total de 16 vetas de ese mineral en un tramo discontinuo de 900 metros de galería. Esta circunstancia motivó un retraso de casi un año en las obras.

La construcción de la AP-1 en el tramo guipuzcoano se ha visto acompañado por una larga lista de incidencias de este tipo. La más grave se produjo en octubre de 2006 por unas voladuras en el barrio Musakola de Mondragón, donde tres personas resultaron heridas y varios coches y edificios dañados tras recibir el impacto de un grupo de piedras despedidas por las explosiones controladas durante las obras del tramo Mondragón-Eskoriatza.

En enero de 2003 se cayeron tres dovelas de 40 toneladas de peso del viaducto de Larreategi (75 metros de altura), sin causar daños personales. Se necesitaron dos millones de euros para reparar las estructuras durante un año.

Otro importante contratiempo fue el derrumbe de parte del túnel de Zarimutz, en Eskoriatza, ocurrido en diciembre de 2007. También sufrió desprendimientos, en dos ocasiones, el túnel de Apotzaga. La Diputación guipuzcoana añade a la lista de "circunstancias sobrevenidas" la inestabilidad del terreno en el túnel de Gurutzetxiki, retrasos en la desafección de líneas eléctricas, paros parciales en tajos por reclamaciones laborales, retrasos en la tramitación de varios depósitos de sobrantes, aplicación de modificaciones de proyecto acordadas con los vecinos y el consistorio de Eskoriatza,...

El sobrecoste

- Presupuesto inicial: Las diputaciones calcularon a finales de los noventa una inversión global de 632 millones de euros, de los que 510 millones correspondían a Guipúzcoa y 122 a Álava.

- Álava: El tramo alavés, concluido en junio de 2008, supuso finalmente un gasto de 182,8 millones. El sobreprecio se elevó muy por encima de lo previsto. La inversión por cada kilómetro construido asciende a 12,7 millones de euros.

- Guipúzcoa: La Diputación no ha cifrado aún su desembolso total. Ha admitido que el trazado que le corresponde superará con creces los 600 millones de euros, lo que supondría un coste de 20 millones por cada kilómetro de carretera. La mayor inversión se debe a que Guipúzcoa tiene que construir 18 viaductos y 15 túneles en su tramo, frente a cuatro y uno, respectivamente, en Álava.

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Sobre la firma

Mikel Ormazabal
Corresponsal de EL PAÍS en el País Vasco, tarea que viene desempeñando durante los últimos 25 años. Se ocupa de la información sobre la actualidad política, económica y cultural vasca. Se licenció en Periodismo por la Universidad de Navarra en 1988. Comenzó su carrera profesional en Radiocadena Española y el diario Deia. Vive en San Sebastián.

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