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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

De los hermanos Jackson a los Culkin

Gregorio Belinchón

En un edificio del oeste de Manhattan en la calle 60, a unas pocas manzanas de donde Broadway toca con Central Park, está la sede de la Professional Children's School, un colegio privado dedicado a educar a jóvenes estrellas de las artes y a prepararles para competir para entrar en prestigiosas instituciones interpretativas, musicales, de ballet... Eso sí, y más en la actuación, puntúa mucho que ya sean niños prodigio. No todos acabarán triunfando en sus campos, pero por sus aulas se han criado cachorros como Scarlett Johansson, Sarah Michelle Gellar, Mischa Barton, Uma Thurman, Malcom-Jamal Warner (¿alguien se acuerda hoy del hijo mayor de la serie de Bill Cosby?), Cristina Ricci o tres de los hermanos Culkin. Los Culkin. La sola mención de su nombre trae recuerdos de ídolos caídos y de tufillo a explotación infantil por parte de unos padres ansiosos de fama. Ningún crío va obligado a tan prestigiosa institución, pero la determinación de los progenitores tiene mucho que ver en sus carreras. Y los Culkin son un buen ejemplo. El más famoso, Macaulay Carson Culkin, el tercero de los siete hijos, el niño con cara de ángel de Sólo en casa. A los cuatro años Macaulay ya trabajaba en producciones de ballet y en anuncios, y su estrellato a los diez puso fin a las miserias de una familia que vivía en un pequeño apartamento. El sueldo del sacristán de una iglesia católica (con pasado en los escenarios) y de una telefonista no daba para mucho. En 1994, recién cumplidos los 14, Culkin firmó un contrato por 8 millones de euros para rodar dos filmes -ninguna estrella infantil ha superado esa cifra-. A sus 15 años, sus padres se disputaron su custodia (nunca habían llegado a casarse), y Macaulay logró que un juez le concediera la emancipación legal de sus progenitores. No mucho después comenzaron sus problemas con las drogas. Hoy, a sus 28 años, intenta hacer carrera en el cine y en el teatro, donde sí les ha ido mejor a sus hermanos Kieran y Rory, el pequeño de la saga. Sus infancias, como las de niños prodigio como Jack Coogan (los padres del protagonista de El chico, de Charles Chaplin, se fundieron todo su dinero) Liza Minnelli (cuya madre, Judy Garland, ya tuvo a su vez una niñez complicada), Tatum O'Neal (ganadora del Oscar a los 10 años, en el matrimonio de sus padres reinaban las drogas y alcohol) o Drew Barrymore, han estado marcadas por luchas de egos, frustraciones y caprichos cumplidos. Para cada Jodie Foster o Elijah Wood hay un Justin Henry (el niño de Kramer contra Kramer) que abomina de la gran pantalla. Si el cine está lleno de hijos que reniegan de padres desaparecidos, que resurgen en sus vidas sólo cuando el niño ya está ganando mucho dinero, o de divorcios entre progenitores sedientos de dinero, la industria musical no se queda a la zaga. Con ejemplos tan dolorosos como los de Britney Spears o los hermanos Jackson (seis chicos y dos chicas, La Toya y Janet). Hijos de un ex músico, Joseph Jackson, empeñado en que sus chicos triunfaran a toda costa, sus vidas están repletas de maltratos físicos y psicológicos. El grupo The Jackson Five, compuesto por los cinco críos mayores, fue a inicios de los setenta una máquina de hacer dinero. Nacidos en Gary, una de las ciudades suburbio de Chicago, llegaron a tener 40 éxitos musicales, una serie de dibujos animados y hasta su propia revista. Cuando cambiaron de discográfica, de la Motown a la CBS (y multiplicaron sus ganancias), Jermaine, que se había casado con la hija del presidente de la Motown, se salió de la banda y su padre los sustituyó por el más pequeño, Randy, al que tenía preparado en la recámara. Por supuesto, el más polémico y conocido es Michael Jackson, que ilustra perfectamente cómo una infancia mal dirigida en la industria artística marca una vida errática. En la pasada ceremonia de los Oscar, los niños de Slumdog millionaire fueron los reyes de la alfombra roja. Dos de ellos, Azharuddin Mohammed Ismail y Rubina Ali, viven en la más absoluta de las miserias. Por ello, los productores del filme han invertido su sueldo en un fondo con el que sus testaferros irán pagando sus estudios y al que accederán con la mayoría de edad. Una buena solución contra padres depredadores.

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Sobre la firma

Gregorio Belinchón
Es redactor de la sección de Cultura, especializado en cine. En el diario trabajó antes en Babelia, El Espectador y Tentaciones. Empezó en radios locales de Madrid, y ha colaborado en diversas publicaciones cinematográficas como Cinemanía o Academia. Es licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense y Máster en Relaciones Internacionales.

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