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Columna
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Procesiones con lazo

Hay muchos tipos de lazos, desde el de la amistad hasta el cinegético, pasando por el de Isabel la Católica, que es seguramente la impulsora secreta de los lazos antiabortistas en las procesiones de esta santa semana. La idea surgió de las cofradías de Córdoba. En principio iba a ser una "lazada" nacional, pero a la hora de la verdad sólo tres capitales lucirán la cintita: Valencia, Castellón y, por supuesto, Madrid, vanguardia espiritual y política del arte cavernícola.

Muchos católicos, incluso antiabortistas, están abochornados por esta innovación absolutamente civil en las celebraciones religiosas y se temen lo peor. A este paso, dentro de nada las procesiones se pueden convertir en auténticas manifestaciones sociales manejadas por la Conferencia Episcopal. Y seguro que saldrá en cualquier momento algún descerebrado que pretenderá poner pancartas reivindicativas en manos de imágenes sacras, incluidas la Verónica y Jesús, el pobre.

Muchos católicos están abochornados por esta innovación

Aunque nada más sea por recordar cosas de la ironía de la historia, diversas asociaciones que supuestamente defienden la vida y el amor debieran saber que, hasta hace poco, en las rogativas católicas de Semana Santa había una que empezaba así: "Oremos por los pérfidos judíos...". No serían tan pérfidos cuando Jesucristo era uno de ellos. De hecho, el Vaticano ha eliminado esa plegaria en todos los ritos católicos.

En muchos lugares de España existía la espirituosa costumbre de "matar judíos" y enganchar soberanas "torrijas" en las distintas paradas que hacían los pasos procesionales. La cosa consistía en meterse al cuerpo unas cuantas sangrías infernales en las tabernas cercanas al sagrado cortejo. Había cofrades que acababan dando tumbos y chocándose con las farolas. Cuando yo era niño, la cosa resultaba bastante más macabra, espeluznante; estaba demasiado cercano el Holocausto de Hitler. Entonces España era nazi, incluso cuando ya había acabado el fascismo.

Los cofrades de Madrid lucirán lazos antiabortistas. Eso rebajará el número de asistentes e incluso se pueden producir altercados ideológicos más o menos sutiles. Hacen falta lazos de unión, no de desunión, señor arzobispo.

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