Entrevista:SIR LAWRENCE FREEDMAN | Experto en seguridad

"Bin Laden es una figura marginal"

"Afganistán y Pakistán son parte del mismo problema. Y lo más importante ahora es apoyar a Pakistán. Ahí está el peligro". Sir Lawrence Freedman, vicerrector del King's College de Londres, catedrático de Estudios de Guerra y uno de los principales expertos británicos en seguridad, cree que Pakistán es el eslabón débil en el polvorín centro asiático. "El Gobierno dice las cosas adecuadas, pero carece de autoridad sobre los fieles. Los servicios secretos han sido depurados, pero ni ellos ni el Ejército controlan amplias zonas del país. La atmósfera política es febril; la economía es desastrosa, y son una potencia nuclear. Afganistán es parte del problema paquistaní, y no al revés, como creíamos".

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Freedman, que ha participado en una conferencia sobre radicalismo islámico organizada en Madrid por la Fundación para las Relaciones Internacionales y el Diálogo Exterior (FRIDE), cree que Obama aplica el enfoque correcto, y eso se refleja en el nombramiento de Richard Holbrooke como representante especial para Pakistán y Afganistán. También es positiva su intención de ayudar en la estabilización a largo plazo. Pero lo fundamental, dice el experto, es "impulsar un auténtico liderazgo afgano". "Lo que se ha estado haciendo, desde que la atención se centró en Irak, es tratar con los señores de la guerra locales, y esto ha elevado la corrupción y la desconfianza en el Gobierno".

Irak da una buena pauta: "El liderazgo ha mejorado en los dos últimos años, y de ahí el éxito. El aumento de tropas americanas ayudó, pero ayudó mucho más el giro en la composición política, la atmósfera anti-Al Qaeda, la habilidad para aislar a Múqtada al Sáder..." La estrategia del general David Petraeus de trabajar en los cauces de la política local, y no contra ella, debería aplicarse también en Afganistán y Pakistán. "No puedes imponer gobiernos pro occidentales en esos países: es la garantía de que serán impopulares". ¿Hay que hablar con los talibanes? "Es inevitable. No son grupos homogéneos. Hay fanáticos en su núcleo, pero son muy pragmáticos". También Irán, "que ha promovido el terrorismo en el pasado, tiene cosas que hacer y decir sobre Afganistán e Irak". Y, de nuevo, la mano tendida de Obama puede ser útil.

Todos son movimientos de una estrategia más compleja, que supera la "guerra contra el terrorismo" lanzada por Bush tras el 11-S. "Ese término planteó dificultades desde el principio, porque, si bien había objetivos concretos en Afganistán, también tratábamos con movimientos políticos".

Pero además, sostiene Freedman, el contexto ha cambiado. "Al Qaeda, que se presentó como una insurgencia global, con una dirección central fuerte, ha fracasado incluso allí donde podía haber tenido éxito por sus raíces locales, sobre todo en Irak, Indonesia, Arabia Saudí o Afganistán, de donde fueron expulsados. El movimiento ha perdido potencial y Osama Bin Laden es una figura marginal. Es sintomático que no respondieran a la reciente guerra de Gaza". Dicho esto, no hay motivos para la complacencia. "El terrorismo sigue ahí. Hay que estar vigilantes".

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