La Justicia entrega por primera vez a dos ayuntamientos bienes de los narcos
Jueces de Vigo y Cambados aceptan la compensación que pidieron los municipios
Los daños colaterales derivados de los últimos desembarcos de droga que han llevado a término organizaciones de narcotraficantes en Galicia serán indemnizados de manera insólita por las autoridades judiciales. Por primera vez, dos jueces de Vigo y Cambados han accedido a la petición que cursaron los ayuntamientos de O Grove y Nigrán para quedarse con el combustible incautado a narcotraficantes en sendas operaciones policiales y que estuvieron precedidas de la aparición de dos potentes lanzaderas que fueron abandonadas por sus tripulantes en arenales de estos municipios.
Una de estas planeadoras, de casi 20 metros de eslora, la mayor intervenida hasta la fecha a estas organizaciones, y que apareció varada en la playa de Areafofa, en Nigrán, el 12 de febrero pasado, llevaba en sus tanques más de 18.000 litros de gasóleo que ahora irán a parar al consumo público en este ayuntamiento. Seis meses antes, en pleno mes de agosto, los narcotraficantes abandonaron otra enorme lanzadera, después de prenderle fuego, en la playa de A Lanzada, en O Grove, para no dejar huellas.
Los ayuntamientos ayudaron vigilando las planeadoras varadas en la playa
Días después se rescataron del mar cuatro toneladas de cocaína que intentó desembarcar la organización del narcotraficante de Cambados Rafael Bugallo Piñeiro, O Mulo. No se pudo recuperar combustible de esta lancha y en los registros que, posteriormente, se hicieron en el marco de esta operación y en el pesquero Ratonero, apresado en O Grove, que supuestamente suministró el combustible a la lanzadera, se localizó un tipo de carburante mezclado con queroseno, para amplificar la velocidad de las planeadoras, pero que ya fue destruido al no ser apto para el uso de vehículos ni calefacción.
Sin embargo, el Ayuntamiento de O Grove recibirá 6.000 litros de combustible que la policía decomisó en un galpón de Sisán (Cambados) al presunto narcotraficante Juan Carlos Fernández Cores, O Parido, detenido tras el desembarco de tres toneladas de cocaína en Muxía, el 12 de enero pasado.
El Ayuntamiento de Nigrán alegó, ante las autoridades judiciales, que había colaborado con la Guardia Civil en los trabajos de vigilancia mientras la embarcación estuvo precintada en el arenal, así como en su evacuación. Nigrán pidió una compensación, y a la magistrada de Vigo que instruye el caso le ha parecido justa.
Por su parte, el Ayuntamiento de O Grove tuvo que hacer un despliegue de medios mucho mayor, con la intervención de los servicios de emergencia, bomberos y Protección Civil, para sofocar las llamas de la lanzadera. La Policía Local, además, tuvo que hacer guardia durante dos días para impedir el acceso a la lancha de cientos de bañistas y curiosos que se acercaron a verla y fotografiarla. La juez de Cambados que lleva el caso también accedió a compensar los gastos.
Sin embargo no han sido estas peticiones las únicas que se han cursado en los juzgados. Un particular de la comarca de O Salnés ya se había adelantado a la solicitud de los ayuntamientos, pero la juez la desestimó por problemas burocráticos. Las normas que regulan los hidrocarburos obligaban al empresario a obtener una autorización específica de Industria, y estaba obligado a transportar el carburante en un camión cisterna si se superaban los 200 litros.
Otras trabas legales impedían que el particular comprase a un precio inferior al del mercado. Hizo la petición para que le adjudicaran la partida intervenida a O Mulo, pero finalmente fue incinerada.
Las nuevas pruebas del delito
Los nuevos métodos de los narcotraficantes, abandonando las costosas planeadoras para evitar las detenciones, ha dado paso a una actuación judicial sin precedentes. Parte de las pruebas irrefutables que tendrán los fiscales se han empleado en subsanar las fechorías de los narcotraficantes y aliviar las maltrechas economías de los ayuntamientos. Y, sobre todo, cuando no se trata de colaborar en ayudas humanitarias sino en combatir a los narcotraficantes a los que les embargan millones de euros en dinero y propiedades.
Pero este rasgo de generosidad por parte de la Justicia no parece que vaya a ser el último. Desde el pasado año han aparecido cinco planeadoras abandonadas, tres de ellas quemadas. La primera ardió el 23 de febrero en A Illa y desde entonces la incursión de estas lanzaderas en las rías es tan habitual que recuerda las épocas del contrabando de tabaco.
De hecho, los traficantes más importantes detenidos aprendieron con famosos tabaqueros. Manuel Abal Feijoo, O Patoco, fue un recadero de Sito Miñanco y era el propietario de la lancha requisada en Nigrán. Había levantado un emporio para el transporte de coca pero falleció en accidente en diciembre. Su posición la ha ocupado otro.
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