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Barberá rechaza revocar los títulos honoríficos otorgados a Franco

El PP alega que la crisis es más importante que la memoria histórica

Sara Velert

Franco seguirá siendo alcalde honorario de Valencia, distinción que comparte con la Virgen de los Desamparados y con el ex primer regidor Adolfo Rincón de Arellano. La alcaldesa, Rita Barberá, rechazó ayer la revocación de los títulos al dictador, como pidió en el pleno municipal el Grupo Socialista. Al contrario que en otros ayuntamientos, como los de Cádiz, Sant Joan d'Alacant y Dénia, donde el PP ha apoyado sin problemas la Ley de la Memoria Histórica para retirar honores a Franco, el equipo de gobierno de Valencia se escudó en la crisis económica y en el hecho de que el homenajeado está muerto para dar carpetazo a la solicitud.

Barberá ni siquiera envió el asunto a córner con la petición de un informe jurídico sobre la posible retirada de títulos, como anunció hace unas semanas, y dejó el debate en manos del teniente de alcalde, Alfonso Grau. "¿Les parece que éste es el tema que más preocupa a la sociedad en estos momentos?" Con esta pregunta, Grau puso la crisis y el paro en un plato de la balanza, y a Franco en el otro. "Las cuestiones morales no caducan y no son incompatibles con las tareas urgentes", insistió inútilmente el concejal socialista Juan Soto, quien defendió que se retire el título de alcalde honorario concedido a Franco en mayo de 1939 -también recibió la medalla de oro y el Bunyol de Brillants de la Junta Central Fallera- por "dignidad democrática" y como "reparación moral y política" a los que sufrieron cárcel, represión y muerte "por defender los valores de la democracia y la libertad".

"Les parece que éste es el tema que más preocupa?", preguntó Grau

Su exposición se estrelló contra un muro del que rebotaron desde menciones al paro en Andalucía hasta el intento fracasado del faraón Tutmosis III de borrar las huellas de su esposa Hatshepsut, pasando por el rey visigodo Chindasvinto. Paralelismos históricos imposibles para intentar ridiculizar la solicitud de la oposición -"¿Por qué no le retira Zapatero el cargo de jefe del Estado?", espetó también Grau-. Para rechazar la moción, el teniente de alcalde recurrió finalmente a argumentos legales y puso en duda que la revocación de los honores a Franco encajara en la Ley de la Memoria Histórica. También aseguró que el reglamento de distinciones es posterior a la concesión al dictador y que la decisión la tomó una comisión gestora al acabar la Guerra Civil, y no un Ayuntamiento propiamente dicho. Además, según Grau, el título a Franco se "extinguió" con su muerte. "Su preocupación es retirar el nombramiento honorífico a un cadáver de hace casi 35 años", alegó el portavoz popular para reiterar que el PP no hará nada por cambiar el cuadro de honores municipal. "A los malos gobernantes no hace falta borrarlos, se borran solos", añadió.

El concejal socialista pidió a la alcaldesa que aprobara la moción "por convicción democrática" y sin recurrir a la ley. "Abandone el vuelo bajo y gallináceo", dijo en referencia al rechazo habitual de las iniciativas de la oposición sobre la memoria histórica. "Suelte el plomo ideológico que lleva en las alas", instó Soto, "y si no lo hace por usted, hágalo por la ciudad".

Barberá aprovechó el tiempo para firmar diplomas y otros documentos y sólo intervino para replicar a la insistencia de Soto en saber "dónde se sitúa" y si está "atrapada con un pie en el campo de la ignominia", al modo de Carlos Fabra, que ha editado un libro que niega la sublevación militar de Franco. "Me sitúo donde durante 18 años me han situado los valencianos por mor de su libertad democrática y para mi honor: en el sillón de la alcaldía", replicó Barberá. Así pues, Franco se mantendrá en el cuadro de honores del Ayuntamiento de Valencia.

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Sobre la firma

Sara Velert
Redactora de Internacional. Trabaja en EL PAÍS desde 1993, donde ha pasado también por la sección de Última Hora y ha cubierto en Valencia la información municipal, de medio ambiente y tribunales. Es licenciada en Geografía e Historia y Máster de Periodismo UAM-EL PAÍS, de cuya escuela ha sido profesora de redacción.

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