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Reportaje:

Un foso bajo la cámara acorazada

La reforma del Banco de España, en Santiago, destapa el sistema defensivo 'anti vikingos' construido en el siglo X

Sisnando sospechaba que la amenaza, lo mismo que el Apóstol decapitado, entraría por el mar. Así que mandó blindar el Lugar Santo, un perímetro en torno al sepulcro de Santiago de unas 2,5 hectáreas, con una muralla de un metro de grosor, torres defensivas y un foso de unos seis metros de profundidad por otros tantos de ancho que estaba lleno de agua. El enemigo que quisiera atravesar este sistema de protección para saquear la zona sagrada, entre un obstáculo y otro tendría que cruzar, en total, 16 metros, siempre acosado desde lo alto. La obra, acabada en torno al año 960, fue tan difícil que hizo falta un arquitecto. Uno del que no se sabe el nombre, pero que pasará a la posteridad como el primero que aparece citado por escrito en la historia de Galicia.

Asentaban las casas sobre pilotes de madera para dejar correr el agua
El enemigo tenía que cruzar, acosado desde lo alto, 16 metros de obstáculos

Años antes, al obispo Sisnando, que en realidad era Sisnando II, una víctima le había profetizado que no moriría durmiendo. No era difícil adivinarlo, viendo cómo se las gastaba el religioso. Ocho años después de esa fecha posible en que se terminó la primera muralla que tuvo la ciudad, en 968, algún rubio guerrero lo mató. Sisnando murió "a hierro", como le habían anunciado, cuando él y su ejército frenaban el avance de los normandos cerca de Iria. Lo sustituyó al frente de la diócesis su primo Rosendo, mucho más sereno y amigo de la oración. Tanto, que llegó a santo y, por supuesto, murió de viejo en 977. Retirado en el monasterio de Celanova y en la cama.

Ni Sisnando ni San Rosendo vivieron lo suficiente para ver que al final, en 997, quienes burlaron el sistema defensivo y asolaron Santiago, llegando a prender fuego a la cripta del Apóstol, fueron los musulmanes de Almanzor. Fuera de aquel perímetro sagrado, en lo que entonces era campo y hoy es zona monumental, ya se habían ido asentando los gremios. Se sabe que también empezaban a hacerse casa algunos francos. Los caminos estaban hechos, y se supone que las puertas de aquella primera muralla del siglo X tenían la misma orientación que las del segundo adarve que ordenó construir otro obispo, Cresconio, en el siglo XI. Dentro de la muralla más o menos circular de Sisnando, sólo estaban la iglesia primitiva de Santiago, el monasterio de San Paio de Altealtares y la capilla de la Corticela. A la comunidad religiosa propietaria de este último templo no hubo forma de darle terrenos para cultivar dentro del perímetro y hubo que buscarle unas fincas extramuros. Estaban en el lugar de Pinario, y hasta no hace mucho tiempo, a San Martiño Pinario se le llamaba San Martiño de Fóra. En la faz de Santiago no quedaba rastro del sistema defensivo anti vikingos de 16 metros de grosor, pero en la toponimia local éste seguía presente.

Según el principal conocedor de estos vestigios fundacionales de Compostela, el catedrático Fernando López Alsina, en diferentes rehabilitaciones se han encontrado huellas de la muralla. Hay restos de una torre en el Obradoiro, bajo el Pórtico de la Gloria, y también han aparecido en Azabachería 29. Los arqueólogos sospechaban que las obras de reforma del Banco de España, en Platerías, que (si da tiempo, en 2010) se va a convertir en Museo das Peregrinacións e de Santiago, iban a sacar a relucir de nuevo los temores del bravo Sisnando.

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Pese a los sucesivos rellenos, el agua nunca ha dejado de correr bajo la cámara acorazada del Banco de España. Las mismas corrientes subterráneas que llenaban el foso en el siglo X alimentaron después la fuente de Platerías, de la que bebían todos en el siglo XVIII. Gallego Jorreto, el arquitecto encargado de la reforma, no planteó modificaciones para el sótano porque suponía que algo iba a aparecer. La semana pasada se descubrió que el sistema defensivo pasa bajo este inmueble de 1949 ocupando casi la mitad de la planta, por debajo del búnker del dinero. A principios de siglo allí había otros edificios que se demolieron para hacer el banco. En la excavación, que ahora vaciará el suelo del inmueble franquista, se han descubierto también los cimientos de aquellas casas. Se asentaban en parte sobre una base de piedras, y en parte sobre pilotes de pino, clavados de forma oblicua, imitando un pantalán en el subsuelo. El agua es fuerte y es terca. Así que la dejaban correr.

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