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Columna
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"Esto no es ciencia pura"

El jefe científico de la fuente de neutrones de EE UU, sorprendido por el "entusiasmo" con la candidatura vasca - Galambos destaca sus ventajas

"Esto tiene aplicaciones en el mundo real. No es ciencia pura. Utilizamos los neutrones para atravesar la materia y comprender su estructura". John D. Galambos, jefe del equipo científico de la fuente de neutrones por espalación estadounidense (SNS), ubicada en Oak Ridge (Tennessee) es consciente de que su campo de investigación resulta un tanto oscuro para el público y por eso intenta ser claro al explicar la necesidad de construir en Europa un equipamiento como el que él tiene como lugar de trabajo: la ya famosa fuente de espalación de neutrones (ESS, en sus siglas en inglés), por cuya construcción Bilbao compite con Lund (Suecia) y Debrezen (Hungría).

Galambos es uno de los asesores a los que la candidatura vizcaína para albergar la ESS ha recurrido para dirigir una convención con 165 físicos especializados de todo el mundo que concluyó el miércoles en el BEC. Su finalidad era que los científicos contribuyesen a actualizar el diseño de la futura infraestructura, se ubique donde se ubique. Una instalación que los tres países se disputan con una intensidad difícil de comprender para los profanos. "Esta fuente es necesaria para evitar que la comunidad científica europea tenga que hacer largos viajes para realizar ciertas investigaciones", explica Galambos. Las dos únicas fuentes de espalación existentes hoy son la estadounidense y la japonesa y, según este experto, se hallan "saturadas"; no tienen suficiente capacidad para producir los neutrones que la ciencia demanda.

"Los neutrones suponen una nueva forma de mirar en los materiales"
"El apoyo social y político al proyecto resulta esencial para la decisión final"

¿Y para qué necesita la ciencia tal cantidad de estas partículas? "Los neutrones son una nueva forma de mirar en los materiales, que permite ir más allá de lo que pueden ir los microscopios. Pueden atravesar los objetos, cosa que la luz no puede hacer", responde este experto. De esa manera es posible conocer con enorme precisión cómo funcionan las estructuras de los materiales que se usan en sectores como la aviación o la automoción. También permite ver las reacciones químicas y entender procesos biológicos, lo que tiene aplicaciones en biotecnología y medicina, por ejemplo, en la lucha contra el cáncer.

Construir la ESS no es barato -en 2002 su coste se estimó en 1.300 millones- y gran parte de lo que cueste lo tiene que asumir el país en que se ubique. Sin embargo, este científico norteamericano coincide con los responsables de ESS-Bilbao en señalar que conllevaría grandes ventajas para España. Primero están las directas: "Cientos de científicos trabajarán en el complejo y varios miles lo utilizarán al año". Con todo, en su opinión, lo más importante es el conocimiento que ofrecerá a nuestro país la construcción de esta infraestructura. Galambos percibe una fortaleza en Bilbao frente a las otras candidaturas: el "entusiasmo" que dice haber visto a nivel social y político: "Será un factor esencial en la decisión final".

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