San Sebastián, un laboratorio para Europa

San Sebastián avanza en el camino para intentar convertirse en la Capital Europea de la Cultura en 2016. El departamento que coordina la candidatura donostiarra -bautizada Oficina 2016, en la que por ahora participan el Ayuntamiento y la Diputación guipuzcoana- terminó la pasada semana el proceso participativo que abrió en septiembre de 2008, una primera fase de trabajo en la que ha recogido las reflexiones y propuestas de un amplio abanico de personas, desde expertos de diferentes ámbitos hasta vecinos de los distintos barrios de la ciudad, pasando por agentes culturales, económicos y sociales.

Con todo ese material, la Oficina 2016 ha elaborado "un mapa de ideas" que presentará mañana en unas jornadas de puertas abiertas en el Teatro Victoria Eugenia. "Explicaremos qué ideas se han aportado, cómo las hemos clasificado y cómo las vamos a utilizar para definir las líneas básicas del proyecto" que se presentará ante Europa para intentar lograr la capitalidad, adelanta el coordinador de la Oficina 2016, Edorta Azpiazu.

El "mapa de ideas" se presenta mañana en unas jornadas en el Victoria Eugenia

La candidatura servirá para repensar la política cultural de la ciudad

"En la cultura de la ciudad hay que ver qué pasa por debajo y aprovecharlo"

"Por respeto" a las personas que acudirán a la cita de mañana, Azpiazu elude concretar los detalles de ese "mapa de ideas" iniciales, pero ya hay algunas pistas sobre la mesa. El propio alcalde, el socialista Odón Elorza, apuntaba hace unos días que el mar jugará un papel importante en la candidatura. Azpiazu confirma que una de las propuestas recurrentes durante todo el proceso participativo ha sido la de mirar al Arco Atlántico y prestar especial atención a la eurorregión que se extiende desde Bayona hasta Bilbao pasando por San Sebastián. "Como idea teórica, a todo el mundo le gusta, si bien aparece también como una idea difícil de gestionar. Plantea dificultades culturales e idiomáticas, pero, a la vez, oportunidades de relación", incide.

La persistencia de ETA ha aflorado también en los debates. La experiencia directa que tienen San Sebastián y toda Euskadi en general del terrorismo se presenta para muchas voces como una traumática singularidad que da pie a reflexionar en profundidad sobre los derechos humanos, las libertades y la convivencia ciudadana. "San Sebastián podría ser un laboratorio de experiencias, una ciudad que acogiera durante 2016 las reflexiones de Europa y de otros lugares del mundo al respecto", comenta la escritora Luisa Etxenike, quien ha participado en algunas de las reuniones celebradas.

A la espera de conocer dicho "mapa de ideas", Etxenike cita al escritor francés André Malraux para defender que "la cultura es transformar la experiencia en conciencia". De esa forma quiere plantear una relación de la estética con la ética que podría tomar cuerpo en forma de debates, pero también de cine, teatro, propuestas multimedia u otros lenguajes artísticos.

"Desde luego, nos perciben como un territorio inquieto, dinámico, con muchas contradicciones y cuestiones por resolver; cuestiones que, en micro, son cuestiones de dimensión europea. El que seamos una especie de maqueta de Europa es un elemento interesante a plantear" en el proyecto, admite Azpiazu.

El euskera y la diversidad lingüística cuentan también de modo notable. Este asunto centró el pasado miércoles la última reunión sectorial antes de cerrar esta primera fase de trabajo. Con ponentes como los escritores euskaldunes Arantxa Urretabizkaia y Koldo Izagirre o el director de Tabakalera, Joxean Muñoz, durante la jornada de trabajo planeó con intensidad la idea de que la capitalidad cultural supondría una buena oportunidad para convertir San Sebastián en una especie de refugio de las lenguas minorizadas, en un lugar en que se pueda mostrar a sus hablantes cómo se ha avanzado con el euskera y donde ellos mismos puedan reivindicar sus derechos.

San Sebastián presume de tener una amplia actividad de difusión cultural. Sin embargo, en la casilla del debe figura la propia creación cultural. "Efectivamente, hay aspectos de creación, así como de formación y producción, que están infradotados con respecto a los de difusión", reconoce Azpiazu. Por ello, el hecho de que la ciudad se postule para el título europeo supone una buena oportunidad para repensar toda la política cultural donostiarra más allá de 2016. Será, con bastante seguridad, otro de los asuntos en la agenda de la candidatura. En este sentido, Sergio Cruzado, de la productora Gin Tonic, organizadora entre otros eventos del circuito musical Donostikluba, apuesta por facilitar el acceso de los grupos nuevos de la ciudad, esos grupos "independientes que tienen que crecer", a los centros culturales. Ello pasaría, en su opinión, por dotar de mayores equipamientos técnicos a todos los centros y permitir que los grupos ensayen en todos, no sólo en el de Egia como ocurre ahora. Y programar actuaciones "pequeñas" todo el año, con implicación de los colectivos culturales de los barrios. "Lo más interesante sería repensar la ciudad en esas claves", dice.

En el marco de esas claves encaja el planteamiento de Etxenike, quien aboga por "flexibilizar" el funcionamiento de los centros de cultura tanto en propuestas como en horarios y relaciones con su entorno. En definitiva, por darles "una mayor agilidad".

"Hay mucha actividad cultural, sobre todo de jóvenes, que se hace fuera de los horarios estándar. Y no todos los barrios son iguales". En unos predomina la población mayor; en otros, la juvenil. En unos existen muchos espacios expositivos; en otros, pocos. Unos son más multiculturales que otros. Esta diversidad debería tener su reflejo en la programación de cada centro siempre "en diálogo" con los ciudadanos.

La escritora echa mano de nuevo de un colega, en este caso Hemingway. "Él decía que escribía los relatos con la teoría del iceberg: asoma un noveno y ocho novenos están debajo del agua. Dentro de la cultura de San Sebastián hay que ver qué está pasando por debajo y aprovecharlo".