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Mayol achaca el rechazo a la perrera a prejuicios y presiones de 'lobbies'

Grupos de defensa de los animales critican a Portabella por oponerse al centro

Àngels Piñol

El bipartito se tiró ayer a la piscina: aprobó el proyecto de la perrera junto al parque de la Oreneta, consciente de que no prosperará en una semana en la comisión de Urbanismo al defenderlo en minoría. La edil Imma Mayol achacó el rechazo a los "prejuicios" que genera en su entorno social, en Sarrià-Sant Gervasi, y las presiones de "lobbies poderosos". "Nos disgusta perder la ocasión de demostrar que la perrera es compatible con la convivencia y que hay sectores que no quieren ciertos equipamientos poco amables en su barrio, como el colegio Aula, que quiso llevarla a Nou Barris".

Tras la oposición de CiU y el PP, la balanza contra el proyecto la ha desequilibrado ERC, cuyo dirigente Jordi Portabella recibió ayer multitud de críticas de entidades en el consejo municipal de protección de los animales, todas a favor del centro. "Estamos más que disgustados con Portabella: que no les extrañe si la gente deja de ir a votar", dijo, por ejemplo, Montse Gasulleres, de Pro-gat. Y Manel Casas, de la Asociación de Defensa de los Animales, señaló: "ERC nos daba confianza y al final los animales pagarán los platos rotos". El edil Xavier Florensa, que ayer suplió a Portabella, basó su rechazo en que el centro se erguirá en una zona de conectividad con Collserola. Enma Balseiro, del PP, alegó falta de consenso, y Anton Sánchez, de CiU, que sustituía a la ausente Magda Oranich, adujo la cercanía de la escuela Aula. "El problema es la ubicación", dijo Montse Sánchez, del PSC.

A diferencia de la montaña rusa del Tibidabo, la perrera necesita la mayoría y la estrategia del bipartito es culpar a Portabella. Como gesto de buena voluntad, Mayol dijo que el centro costará 8,5 millones en lugar de nueve y que ha reducido su altura. Asimismo anunció que el lunes se dará el primer paso para declarar Collserola parque natural. Quedará claro que la perrera está fuera del perímetro de protección.

Vallbona por entregas

La tirantez que se ha instalado en los últimos tiempos entre el bipartito y el republicano Jordi Portabella se evidenció ayer en la presentación del ecobarrio de Vallbona, en Nou Barris, una de las áreas residenciales estratégicas (ARE) que promueve la Generalitat. Es un proyecto -sin fecha, porque depende de la desafectación ferroviaria- que costará 322 millones de euros, que cuenta con la unanimidad de los partidos y cuya paternidad reivindica el republicano. Supondrá la construcción de todo un barrio de 2.000 viviendas con criterios sostenibles.

Más o menos Portabella y el alcalde, Jordi Hereu, lo explicaron de forma parecida, pero por separado.

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