Se quedaron a mitad de camino
Todos se quedaron a medias. Los toros y los toreros. Y cuando esto ocurre parece que falta más que sobra. Se quedó a mitad la corrida de Torrestrella. De preciosa estampa, pero por hache o por be ningún toro sacó nota alta. Del aprobado no pasaron. Y también se quedaron a medio camino los toreros. Apuntaron bastante, mas cuando dispararon el tiro no salió por la culata pero sí algo desviado.
De los seis toros, el sexto se acercó a los tiempos gloriosos de esta ganadería. Un dibujo de toro. Bajo y algo más corto que el resto. Dos preciosas y simétricas medias lunas por defensas. Un derroche de armonía. Fue, de salida, toro de mírame y no me toques. Antes y después de ir al caballo se fue al suelo, también tras el primer par, pero el fondo de pintura tan hermosa era de los buenos. Serranito adivinó que era portador de un cheque en blanco y para abrir faena, en plena boca de riego, le pegó un ajustado y emocionante pase cambiado por la espalda. Dejó respirar al toro y lo esperó a exagerada distancia. Sobre la derecha, Serranito se lo trajo a la velocidad que imponía el astado, que en ese momento parecía recuperado de cualquier debilidad. Ligerito por ese lado, Serranito se acopló más pausado por el izquierdo. La primera serie la resolvió pase a pase, sin ganar terreno. Al revés, después de cada natural perdía un par de pasos. La segunda tanda fue la mejor y lo mejor de una faena prometedora, pero que acabó simplemente cumplidora cuando al toro se le fue apagando el gas. Toro y torero parecieron quedarse a medias. Antes de ese sexto, el tercero le plantó cara y pelea a Serranito. Berreón de salida, manso en varas, suelto y sin freno en banderillas, fue un continuo fogonazo en los primeros encuentros con la muleta. Como si ese toro quisiera comerse la plaza entera. No se la comió. Serranito no puso barreras entre ellos. Dio la cara. Le quiso bajar los humos con cuatro doblones de castigo. Luego, ya estirado, las primeras tandas fueron de vértigo. Agresivo el toro; firme el torero. Cuando la cosa parecía tomar vuelos de grandeza, el toro dijo que hasta ahí llegaba. Empezó a echar la cara arriba por el lado izquierdo. Se frenó. Dejó de humillar y acabó como un maleducado. Serranito terminó con él de un bajonazo.
Torrestrella / De la Rosa, Sánchez, Serranito
Toros de Torrestrella. De excelente estampa, pero algo faltos de raza. Muy manejables, excepto segundo y quinto que se apagaron pronto. El sexto, el más débil, tuvo calidad en la muleta.
Ángel de la Rosa. Entera (oreja); pinchazo -aviso- y más de media (saludos). Tomás Sánchez. Casi entera -aviso- (silencio); entera (silencio). Serranito. Entera muy baja -aviso- (silencio); -aviso- dos pinchazos y estocada (palmas).
Plaza de Valencia, 8 de marzo. Segunda de abono. Algo más de media.
Ángel de la Rosa cortó la única oreja de un festejo que apuntó sin disparar
La única oreja de la tarde fue para Ángel de la Rosa. Se la cortó al toro que abrió la corrida, que saltó berreón y dando coces. No fue fácil de banderillear. En realidad lo más complicado de la corrida fue ponerle los palos. Siguió berreón en la muleta, aunque la tomó sin ofrecer resistencia. Si acaso algo remolón. De la Rosa, pulcro, correcto, cumplidor y a veces lánguido. La faena tuvo buen tono, pero faltaron chispa y pantalla para llegar de verdad. Al toro no le sobró raza, y al torero le faltó creérselo. Pues eso, que se quedaron a medias los dos.
El cuarto de la tarde, alto y con carnes, puso la nota de angustia y dramatismo a una tarde sin sobresaltos. A la salida del primer par de José Casanova hizo hilo y se fue como alma que lleva el diablo a por el banderillero. No tuvo tiempo Casanova de atrincherarse y el toro, enfurecido, lo ensartó contra las tablas. Lo pudo coser a cornadas de la cabeza a los pies. Ni un rasguño. Ninguna señal trágica en el vestido negro y plata que lucía Casanova. La paliza iría por dentro, pero el primer milagro de la temporada se había producido. Sin clase ni entrega, sólo dejó a De la Rosa cumplir.
Ninguno de los dos toros de Tomás Sánchez se quedaron a mitad de camino. Es que ni llegaron. Noblote sin entrega el segundo; un pozo seco el quinto, que además se defendió. Sánchez anduvo cómodo, pero no pudo rascar nada.
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