Las incorruptibles de Lima
La capital de Perú otorga a las agentes el control del tráfico para acabar con los sobornos exigidos por los hombres
En el caótico mundo del tráfico limeño, frases como "arreglemos esto de otra manera" y "podemos darle las facilidades" no figuran en ningún reglamento, pero son más conocidas por los conductores que la mayoría de reglas de circulación. Forman parte del lenguaje de la coima, el soborno al menudeo que permite evitar las multas de tráfico. Incluso infracciones muy graves, como conducir ebrio o sin licencia, suelen ser negociables por unos pocos soles. Si el infractor no propone el soborno, suele hacerlo el agente, previa exposición del alto costo de la multa en dinero y tiempo perdido. Para combatir este problema, el alto mando policial ha dispuesto que, a partir de ahora, la dirección del tránsito en la ciudad de Lima esté a cargo de agentes mujeres. A ellas se las considera incorruptibles.
Medio millar de agentes masculinos serán transferidos a otras labores
"Me parece bien, en la calle hay harto policía coimero", afirma un taxista
"Me parece muy bien, en la calle hay harto policía coimero", comenta el conductor de uno de los más de 120.000 taxis -muchos de ellos, informales- que atestan la ciudad. "Que las mujeres se ocupen del tránsito y los hombres salgan a patrullar, que hay mucha delincuencia".
El general Arturo Dávila, jefe de la dirección territorial de Lima, confirmó la medida, que en la práctica implica que medio millar de policías varones sean transferidos a otras labores en las comisarías y reemplazados por damas, que en muchos casos ya tienen experiencia en tráfico y fueron destacadas a otras áreas como parte de un plan de redistribución de los distritos impuesto por la anterior jefatura.
La policía de tránsito quedará conformada por 2.074 agentes, mujeres en su inmensa mayoría. Su tarea, titánica sin lugar a dudas, será dirigir el tránsito en una metrópoli de cerca de ocho millones de habitantes, con un tráfico endemoniado, una descomunal sobreoferta de taxis y un servicio de transporte público basado en pequeños vehículos, deficiente, desordenado y con chóferes poco educados, que desconocen y violan las reglas de tránsito más elementales de manera sistemática. Los varones sólo apoyarán a las damas en los sectores considerados críticos o de alta peligrosidad. "Ésta es una política dictada por el comando institucional y el Ministerio del Interior", señala el general Dávila.
Desde que asumió el cargo, hace dos semanas, la nueva ministra, Mercedes Cabanillas anunció que el combate a la corrupción en la policía será una de sus prioridades. Y es la coima la principal responsable de la mala imagen que tiene la policía ante los ciudadanos.
Una reciente encuesta de Ipsos Apoyo, publicada por el diario El Comercio, revela que el 31% de los peruanos considera a la corrupción de la policía como el principal problema que debe combatir el Ministerio del Interior, por encima de la delincuencia común y las pandillas. Pero, por alguna razón, la mancha corrupta hace discriminaciones de género. Enfrentadas a una mujer policía, los infractores no encuentran forma de proponer el soborno. Y ellas, a diferencia de sus colegas varones, jamás lo proponen.
"Las agentes femeninas imponen mucho más respeto ante los chóferes, tienen más personalidad y son más estrictas en el cumplimiento de las reglas de tránsito", reconoce José Luis Díaz León, presidente de la Asociación de Empresas de Transporte Urbano del Perú, quien también aplaude la decisión, aunque señala que "es una medida aislada que por sí sola no alcanza para controlar el tráfico".
No es, en todo caso, la primera vez que se intenta al parecido. Las mujeres tienen años de experiencia dirigiendo el tránsito y ya en 1999 se intentó encomendarles la tarea de manera casi exclusiva. La percepción general entonces fue una disminución de las coimas, pero también aumentaron significativamente las agresiones de los chóferes, que en algunos casos llegan incluso a arrollarlas con sus vehículos.
"Las agresiones, sobre todo de parte de los conductores de servicio público, son un riesgo, y también es cierto que estamos mandando a las mujeres policía a sufrir a algunos lugares donde hay altos niveles de contaminación", admite José Luis Díaz León. Es para prevenir las agresiones que algunos varones seguirán en las calles, pero sólo como apoyo. Ahora son las mujeres las que mandan.
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