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Crítica:
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Trillo trillado

Estaba el otro día viendo el telediario y el azar o la necesidad hizo que de pronto apareciera en la pantalla Trillo como portavoz de justicia del Partido Popular. No puede ser, pensé. Tiene que tratarse de un error. ¿Cómo va el Partido Popular a nombrar portavoz de Justicia precisamente al único diputado reprobado por el Congreso? Me pareció un sarcasmo, pero esperé a ver qué decía. Y no se lo van a creer, pero allí estaba el ex ministro de Defensa de Aznar pidiendo la recusación del juez Baltasar Garzón, con el cuello de la camisa abotonado por encima del gaznate y el pecho hinchado, como si de un momento a otro fuera a romper en barítono de zarzuela. ¡Por las barbas de Platón! -me dije- ¿Pero este hombre todavía existe?

A lo mejor es que yo estoy equivocada y resulta que Trillo no fue ministro de Defensa hace seis años y por lo tanto no era él quién mandó a nuestros soldados que regresaban de Afganistán a estrellarse en las montañas de Turquía en un avión basura, el Yak 42, que había sido subcontratado a la baja hasta siete veces, que se dice pronto. ¡Siete! Y tampoco debió de ser él quien se acogió a su condición de aforado para no tener que rendir cuentas cuando fue llamado a declarar en la Audiencia Nacional como máximo responsable político de aquella tragedia. Ni quien eludió su responsabilidad, echándole la culpa al Estado Mayor de Defensa. Sesenta y dos muertos. ¿Se acuerdan?

No. Es imposible, Trillo no pudo ser ministro de Defensa el día de autos, porque, de haberlo sido, tendría que andar escondido debajo de las piedras o disfrazado de lagarterana para que nadie pudiera reconocerlo como el ministro que mandó presentar armas en la base de Torrejón ante unos féretros llenos de tierra. No se puede mentir como un bellaco tantas veces impunemente. 613 días tardaron los familiares de los muertos en averiguar la verdad sobre los cuerpos hasta conseguir las pruebas de ADN que tuvieron que encargar a título particular al Instituto Anatómico Forense de Turquía.

Estas cosas solo ocurren en los relatos góticos. En el mundo de verdad si un ministro comete un error de semejante calibre, desaparece del mapa por lo menos hasta la próxima glaciación. Así que no pudo ser Trillo quien metió a nuestros militares en un avión pirata ucraniano sin seguro y después los dejó tirados en una región desolada a orillas del mar Negro. Por eso se le ve tan cargado de razón cuando desde su escaño amenaza con interponer una querella a un juez que instruye un sumario de corrupción contra su partido sin el mínimo rubor. Chantaje al poder judicial se llama eso en cualquier país democrático.

La instrucción de Garzón ha sido paralizada en su vía al Supremo. Pero solo de momento. Si no, esperen y vean. Sin embargo la cruzada de Trillo continúa.

A estas alturas la gente ya no se escandaliza de nada y sólo aspira a que le incordien lo menos posible. Una sabe que el mundo no va a cambiar y se limita a ir de su corazón a sus asuntos, escéptica y profesional, tratando de guardar las distancias con la ayuda elegante de un buen libro, de una película como Fort Apache o un blues de B.B.King. Pero hay días, francamente, en los que no queda más remedio que coger la pluma como un honorable florete de mosquetero contra tanto bellaco sin escrúpulos. Trillo pidiendo dimisiones, con sus antecedentes, un individuo así dando lecciones de moralidad... Pero, por el amor de Dios ¿estamos todos locos o qué?

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