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Juicio a tres 'mossos' por detención ilegal sin estar de servicio

La víctima explica que fue maltratada en la sala de cacheos de Les Corts

La salida nocturna de José Antonio Medina Cuenca para tomar una copa con sus amigos acabó en pesadilla. Tres mossos d'esquadra fueron juzgados ayer en la Audiencia de Barcelona acusados de haberlo detenido ilegalmente. A dos de ellos, además, se les imputa que lo golpearon en la sala de cacheos de la comisaría de Les Corts.

El fiscal solicita para Albert Fabregat y Juan Díaz Fortes sendas penas que suman cuatro años y medio de cárcel, y otros tres y medio para Mónica Fraile. Los tres agentes, que estaban libres de servicio cuando ocurrieron los hechos, justificaron su actuación, pero no supieron explicar el origen de las lesiones de Medina. La acusación particular, ejercida por el Col·lectiu Ronda, reclama penas de entre cinco y siete años de cárcel.

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Ocurrió en la madrugada del 2 de junio de 2006, cuando la consejera de Interior era Montserrat Tura. Aquella noche, Medina se encontraba en la sala Bikini con unos amigos. La fiscalía sostiene que uno de ellos, Pedro Sáez Argensó, le tocó los glúteos a una mujer que pasó junto a él y que resultó ser la policía Mónica Fraile. Inicialmente, la fiscalía solicitaba 200 euros de multa para él por una falta, pero ayer retiró los cargos.

El hombre negó en el juicio su actuación libidinosa, pero el caso es que a partir de ahí se organizó una discusión y un revuelo en la sala de fiestas, en el que Medina golpeó a los mossos Díaz y Fabregat, que acudieron a recriminar la actuación del amigo. La fiscalía acusa a Medina de dos faltas de lesiones, pero antes del juicio pedía para él 1.500 euros de multa y al final la rebajó a 480.

El servicio de seguridad de Bikini zanjó el altercado y todos acabaron fuera de la sala. Los policías sostienen que se identificaron dentro y fuera del local. Medina y su amigo lo negaron y coincidieron en que dos de los mossos les dijeron que se marcharan porque su compañero Díaz Fortes les iba a meter en un lío y que en ese momento sí le enseñaron la placa.

El caso es que finalmente llegó una patrulla y Medina acabó en Les Corts. Fue introducido en la sala de cacheos, donde al cabo de unos minutos entraron los policías Fabregat y Díaz Fortes, quienes le propinaron un cabezazo en el estómago y diversos golpes con pies y manos en todo el cuerpo. Medina explicó que estaba esposado por la espalda y que otros cinco policías contemplaron impasibles la acción.

"Me sentí humillado, con miedo, y me entró un ataque de ansiedad", declaró Medina, quien estuvo unas semanas de baja y en tratamiento psicológico por los hechos. Según su relato y el de la fiscal, los policías les amenazaron con que violarían a su mujer y atacarían a su familia. Pasó 24 horas en el calabozo hasta que quedó en libertad. La culpa la tuvo el sistema informático, que estaba estropeado ese día, dijeron los agentes. Al salir, Medina se fue a una clínica y horas después presentó denuncia en el juzgado. La minuta policial la redactó la mossa acusada.

Los mossos describieron otra versión muy distinta, pero el más elocuente fue Albert Fabregat, ex secretario general del Sindicat de Policies de Catalunya. Su declaración estuvo rodeada de gran pompa e insinuaciones contra Medina y fue muy reverente con la fiscal, a quien trató de "señoría" en una treintena de ocasiones.

Pero sus compañeros uniformados que trasladaron al detenido le contradijeron, pues, según su relato, Medina no estaba alterado, sino que hasta rompió a llorar en el coche patrulla por lo que le estaba ocurriendo. Tampoco les comentaron nada de los supuestos tocamientos que había sufrido la compañera.

A raíz de este caso y de otros en que los detenidos decían que habían sido golpeados en "un cuartito" de Les Corts, el consejero Joan Saura hizo instalar una cámara oculta que recogió dos casos de agresiones a detenidos. En su último turno de palabra, Medina dijo al tribunal que todavía siente miedo cuando ve a un mosso por la calle.

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