Rajoy exprime al máximo su triunfo dentro y fuera del PP

Hace menos de dos años, Mariano Rajoy tenía entre las manos un gran éxito. El PP le ganó al PSOE por 160.000 votos en las municipales de 2007. Y el líder del PP creyó ver en esa noche, su primera victoria tras fracasar en generales, europeas, gallegas, vascas y catalanas, el primer paso hacia La Moncloa.

No pudo ser. Y ahora está convencido de que tiene una segunda oportunidad o tercera si se cuenta la de 2004. Por eso ayer viajó a Galicia y al País Vasco, mientras los máximos dirigentes del PSOE se quedaban en Madrid. Rajoy quería exprimir el éxito al máximo, con abrazos, fotos e imágenes de alegría en Santiago y Bilbao. El triunfo esta vez es personal, porque se arriesgó recorriendo pueblos y pueblos de Galicia y vinculando su futuro político al resultado de estos comicios.

Pero no le bastó con eso. También quiso apelar a los símbolos y a la historia del partido, algo que siempre le ha gustado a un miembro de primera hora de Alianza Popular, que toda la vida ha estado en política, como Rajoy.

El líder quiso recordar en Santiago que fue en Galicia donde la Alianza Popular ganó sus primeras elecciones, en 1981. Y de ahí empezó un largo recorrido en el que José María Aznar también perdió dos veces -él siempre lo recuerda para defender por qué sigue al frente del PP tras dos derrotas en generales- hasta ganar en 1996. Rajoy, dicen en su entorno, está absolutamente convencido de que la crisis económica se llevara al PSOE de La Moncloa como se ha llevado a Emilio Pérez Touriño de la Xunta.

Y ayer, al recuperar esa primera victoria de AP, el líder quiso que todos vieran su optimismo: "Ha sido una victoria hermosa. Es un extraordinario triunfo para el PP de Galicia y para el PP de toda España. Alianza Popular, como ustedes saben, también ganó unas elecciones por primera vez en Galicia", explicó. Después, como hizo el domingo, el jefe de la oposición destacó las circunstancias especiales en las que se han producido las elecciones, con el juez Baltasar Garzón destapando cada día novedades sobre la trama corrupta que investiga y que ya ha salpicado a Luis Bárcenas, el tesorero.

"Lo que ha hecho el PP gallego es especialmente importante porque no era fácil. Primero porque quien gobierna suele estar ocho años, y además porque vivíamos, como todos ustedes saben, una situación compleja". Por la mañana estuvo en Santiago repartiendo abrazos, también a José Luis Baltar, que estaba eufórico a pesar de que, finalmente, todo parece indicar que sí se perderá el escaño por Ourense. En los últimos días de campaña, Baltar puso en riesgo el discurso moderado de Alberto Núñez Feijóo al llamar "maricón" a un consejero y al lanzar insinuaciones sobre la vida personal de Anxo Quintana.

Pero nada de todo eso parecía importarle a un Rajoy eufórico que por la tarde viajó a Bilbao para seguir repartiendo abrazos y sonrisas y ofrecer públicamente al PSE el apoyo del PP de Antonio Basagoiti, otro marianista como Feijóo que, pese a la caída de dos diputados, es decisivo.

Rajoy viajó en todo momento acompañado de sus más fieles, los marianistas, también vencedores de las elecciones: Dolores de Cospedal, Javier Arenas, Ana Mato, Esteban González Pons y Jorge Moragas. Todos se dejaron la piel buscando votos en Galicia y en Euskadi.

El líder del PP está explotando una victoria que le refuerza tanto fuera como dentro del partido. Hoy ha convocado en Madrid un Comité Ejecutivo a mayor gloria del líder. Por si la evidencia de las buenas noticias fuera poca, Rajoy recibió ayer un reconocimiento público del éxito de su gran rival interna, Esperanza Aguirre, la presidenta de Madrid. "Estos extraordinarios resultados fortalecen a todo el partido, el primero de todos a Rajoy", sentenció.

Aguirre, que no ha participado en ninguna de las dos campañas porque los candidatos, en plena crisis de corrupción y espionaje, no la han llamado, no estuvo en la celebración de la victoria el domingo, aunque después llamó a Rajoy, Feijóo y Basagoiti para felicitarles.