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Encierro de los delegados de UGT para obligar a Ford a desbloquear el convenio

Miquel Alberola

Los delegados de UGT en la factoría Ford de Almussafes mantienen un encierro desde la tarde de ayer como protesta por el empantanamiento que sufre el convenio colectivo, que, según el sindicato, permanece "suspendido sine die" por la empresa. UGT, que cuenta con 20 de los 34 delegados en el comité de empresa, pretende así resaltar la paradoja que supone que Ford esté recibiendo subvenciones y avales de la Generalitat (seis millones y 50 en un crédito del ICO) y que, por el contrario, mantenga bloqueado el próximo convenio y aplique nuevos expedientes de regulación de empleo temporales, como el que acaba de dar a conocer de 75 días para motores.

¿"Dónde está el compromiso de Ford con la sociedad valenciana"?, preguntó ayer en ese sentido Gonzalo Pino, el secretario general del sindicato en la planta. Pino puso énfasis en la necesidad de alcanzar un acuerdo sobre la plataforma reivindicativa aprobada por el comité de empresa el 21 de octubre, que a su juicio constituye el plan de viabilidad que necesita la planta para los próximos años.

Tras seis reuniones de la comisión negociadora, el 6 de febrero la empresa decidió suspender "unilateralmente" las negociaciones, según explicó Pino. "Tenemos que alcanzar un acuerdo antes de que las cosas se pongan peor y Ford debe poner ese plan de viabilidad en manos de las administraciones públicas para justificar las ayudas que recibe de ellas", manifestó.

Pino subrayó que un acuerdo respecto al convenio "no significa que dentro de tres meses no haya que volver a reunirse si las circunstancias lo requieren". Ayer los delegados mandaron una carta a la empresa manifestando su necesidad de diálogo, mientras iniciaban un encierro para denunciar "la intransigencia e irresponsabilidad" de Ford España "por su falta de talante y capacidad de negociación". "Si no hay respuesta, continuaremos con los encierros", advirtió Pino.

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Sobre la firma

Miquel Alberola
Forma parte de la redacción de EL PAÍS desde 1995, en la que, entre otros cometidos, ha sido corresponsal en el Congreso de los Diputados, el Senado y la Casa del Rey en los años de congestión institucional y moción de censura. Fue delegado del periódico en la Comunidad Valenciana y, antes, subdirector del semanario El Temps.

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