Javier Pastor indaga en las relaciones en 'Mate jaque'
Persigue la sencillez del lenguaje pero no por el camino más fácil. Las palabras y sus combinaciones apasionan al escritor Javier Pastor (Madrid, 1962). Su tercera novela, Mate jaque (Mondadori), es una obra que no deja indiferente al lector, quien se sentirá obligado, una vez que haya acabado el libro, a volver a leer algunas páginas con detenimiento. Pastor es considerado una de las voces más destacadas de la narrativa en castellano, y una de las más singulares por su lenguaje y la estética de su prosa.
En esta obra, Pastor escribe sobre la ruptura de una pareja, de la paternidad no deseada, de la maternidad añorada, y lo hace a través de una estructura experimental. "Hace muchos años había imaginado crear una novela palindrómica, que estuviese doblada sobre sí misma. Finalmente, lo afronté. A partir de ahí se trataba de saber cómo quería hacerlo. Me parecía que utilizando un tema sencillo como la degradación de la relación de una pareja me daba los elementos necesarios para jugar con el lenguaje como quería".
El final de la novela es abierto y eso permite al lector pensar si verdaderamente hay dos personajes o uno solo con problemas esquizoides. Con la mezcla de un lenguaje altamente lírico con el más barriobajero, Pastor cambia de tiempos y alterna las voces para plasmar también la dificultad de la relación en pareja, la fidelidad y la paternidad.
Conocer el lenguaje
Javier Pastor asegura que una de sus grandes pasiones es el lenguaje y conocerlo en profundidad. "No es que rechace el adjetivo, pero mis esfuerzos desde que empecé a escribir estuvieron destinados a lograr un tipo de expresividad narrativa que necesariamente me llevaba a indagar las combinaciones entre un lenguaje más lírico y culto y otro más pobre y ver cómo se articulaba".
En escritura rechaza las cosas sencillas o fáciles: "Me gusta plantearme libros que no sé si voy a ser capaz de terminar o no. Eso me resulta excitante. La literatura a ras de una historia banal no me interesa en absoluto".
El lenguaje, según el escritor, es "algo muy serio y tengo una sensación muy plástica de él, muy sensual. Hay cierto desprestigio de la palabra escrita y de sustitución por lo visual. Escribir como lo hago implica cierto respeto por el lector".
Babelia
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