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Ciutat Vella propone concentrar los pisos turísticos en bloques sin vecinos

El sector se muestra abierto a discutir la cesión de licencias, pero lo ve difícil

Ciutat Vella quiere ir más lejos en su cruzada para poner orden en la selva de pisos turísticos que han colonizado este distrito de Barcelona. La zona de la ciudad que más presión soporta en materia de convivencia entre turistas y vecinos ha sido la primera que ha puesto coto a la proliferación de las viviendas reutilizadas para la actividad turística, al fijar un cupo máximo que no puede rebasarse. Ciutat Vella acaba, además, de detectar y ordenar el cierre de más de 400 de ellas porque no operaban legalmente. Su objetivo ahora es intentar agrupar en bloques enteros de pisos turísticos los centenares de ellos que están esparcidos en distintos inmuebles de las calles del barrio.

Apartur alerta de los privados que no logran vender su piso y entran en el negocio
Ciutat Vella quiere separar los pisos turísticos de los residenciales
Turismo ve poco factible compensar por los rescates de licencias
El reglamento que desarrollará los pisos turísticos estará listo este verano

Esta iniciativa, que busca separar a vecinos y turistas, comportaría el rescate de las licencias de que disponen los operadores que actualmente explotan y comercializan los pisos turísticos. "Debemos ser creativos e innovadores ante este problema", enfatiza Itziar González, regidora del distrito, convertida en azote de los pisos turísticos ilegales.

Tras recoger el sentir generalizado de los vecinos, González ha encargado a su equipo técnico que estudie la viabilidad de que el nuevo plan de usos de Ciutat Vella -que deberá relevar al que actualmente está vigente, que expira este julio- prevea el rescate de licencias. "El privado se ve compensado al entregar su licencia y el, pongamos por caso, hotelero que tenga un bloque de viviendas a las que desee dar uso turístico también sale ganando porque podrá tener su licencia", explica.

El heterogéneo sector -por no hablar cajón de sastre en el que conviven particulares, promotores, algunos hoteleros, grandes centrales de reservas que funcionan como meros comercializadores y pequeños empresarios que explotan los pisos turísticos- no se tapa los oídos ante la propuesta, pero se muestra algo escéptico. "De acuerdo, hablemos de ello. Veamos cómo puede hacerse, ya que plantea numerosas dificultades prácticas. Dudo mucho que puedan plantearse medidas obligatorias. Las licencias de actividad turística están vinculadas a una vivienda concreta. Pongamos que cedo mi licencia y les hago un favor al Ayuntamiento y a los vecinos. ¿Qué hago con el inmueble? ¿Lo vendo? ¿Lo alquilo?", se pregunta Frank Granados, vicepresidente de Apartur, la asociación de operadores de pisos de usos turísticos de Barcelona.

La ley catalana de la vivienda esbozó hace casi un año un marco legal para los pisos turísticos: distinguió, por una parte, los apartoteles turísticos, que forzosamente ya están concentrados en un mismo bloque, tienen su recepción y algunos servicios comunes, están explotados con lógica hotelera y no vive nadie en ellos, y por otra, las viviendas a las que, ocasionalmente, se les podía dar uso turístico (alquilarlas en verano, por ejemplo). Éstas deben contar con una cédula de habitabilidad, estar al corriente con Hacienda y tener a sus dueños perfectamente identificados. Requieren todos una licencia municipal. La ley dio a los ayuntamientos capacidad para intervenir.

"Ciutat Vella tiene potestad para pensar en que no se mezclen los pisos residenciales con los turísticos en un mismo inmueble. Pero veo muy complicado el rescate de licencias. La principal dificultad reside en la compensación a los que de algún modo resulten expropiados", subraya Joan Domènech Abad, subdirector general de Ordenación Urbanística de la Dirección General de Turismo de la Generalitat.

Ciutat Vella ha podido actuar en ejercicio de las nuevas competencias que la ley de la vivienda dio a la autoridad municipal. Pero la mayoría de los ayuntamientos no han puesto aún sobre la mesa ningún mecanismo para ordenar sus pisos turísticos: están esperando a que la Generalitat elabore, en conversaciones con el sector, el reglamento que debe desarrollar legalmente el funcionamiento de las viviendas de uso turístico. El departamento de Josep Huguet espera tenerlo listo en verano, y eso abriría la puerta a poder contar con un primer censo real de apartoteles y de pisos de uso turístico sobre la base de las licencias concedidas por los ayuntamientos.

"Hace dos años, cuando se dio la explosión del fenómeno, en Barcelona teníamos declarados hasta 25.000", explica Domènech Abad. Era antes de la distinción de pisos turísticos y apartoteles, cuando bastaba apuntarse en un registro de Turismo.Aunque cada uno de los 947 ayuntamientos tendrá manos libres para actuar, la Generalitat les recomendará que no se saquen de la manga una lista de exigencias que den lugar a la tramitación de una licencia para tener un piso de uso turístico, sino que se contenten con un mero régimen de comunicación; es decir, que a los propietarios de pisos turísticos les baste con informar de la existencia de éstos al ayuntamiento para tener luz verde. "Eso no significa menos control, sino sólo simplificar las cargas administrativas. El control es posteriro, y no previo, para evitar la burocracia excesiva", insiste Joan Domènech Abad.

La concejal de Ciutat Vella, Itziar González, se echa las manos a la cabeza. "Eso es lógico y respondería a la modernización del funcionamiento de la Administración... pero primero el sector debe madurar y profesionalizarse. Mientras no sea así, hay que poner orden", insiste.

Su idea de agrupar en bloques no residenciales los pisos turísticos está bien vista en Ciutat Vella, pero no es totalmente asumida por las asociaciones vecinales. "Hemos empezado a discutir el tema, pero la posición no es del todo unánime, porque estamos ante un tema complejo", comenta Albert Recio, vicepresidente de la Federación de Asociaciones de Vecinos de Barcelona (FAVB).

Inicialmente, los vecinos se inclinan por la concentración de pisos turísticos en un único inmueble, "para evitar ruido y problemas", pero, añade Recio, "también existe el peligro de que montar tres o cuatro bloques consecutivos de pisos turísticos acabe generando mucho ruido y afecte a los alrededores". Del tema quieren hablar, sobre todo, los vecinos de Ciutat Vella, porque es donde hay más pisos turísticos, legales o no. Según el Ayuntamiento y la Generalitat, le siguen el Eixample, Sant Martí, el frente marítimo y Gràcia.

Los operadores de pisos y apartamentos turísticos legales son los principales interesados en clarificar la situación. Sobre todo porque desde la segunda mitad de 2008 son objeto de multitud de llamadas a raíz de la crisis inmobiliaria. "Nos llaman particulares e inmobiliarias y nos preguntan si queremos gestionarles o alquilarles como piso turístico una vivienda que no logran vender", explica Granados, de Apartur.

Al azar, el periodista llama a un operador localizado por Internet: Easy Sleep. Tiene 26 viviendas turísticas reseñadas en Barcelona, la mayoría en el Eixample. Su gestor comercial, Ignacio López, lo corrobora: "Éste es un sector masificado, con mucho apartamento ilegal... y sí, uno mira una central de reservas y ve como en pocas semanas amplían la lista de apartamentos turísticos ofrecidos en su web. Los propietarios desesperados porque no venden un piso buscan como sea operadores que se lo gestionen", dice López.

Esta irrupción no le parece mal a la Generalitat, "siempre que se haga legal y ordenadamente". El presidente de los Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Barcelona (API), Joan Ollé, ve "difícil" que se produzca una invasión del mercado de los pisos turísticos por parte de particulares y promotores en apuros, debido "a los mayores controles de la nueva legislación", aunque admite que pueden darse casos.

Fachada del edificio La República, en la calle de Pujades, 120, en el distrito 22@ (Poblenou), donde se construyen apartamentos turísticos.
Fachada del edificio La República, en la calle de Pujades, 120, en el distrito 22@ (Poblenou), donde se construyen apartamentos turísticos.MARCEL·LÍ SÀENZ

Los cien apartamentos de Jordi Clos

La crisis empuja a la baja la ocupación hotelera. El Gremio de Hoteles de Barcelona prevé un descenso del 6% en el primer semestre de 2009. Y los mayores niveles de desocupación pueden terminar con la "apacible convivencia" entre hoteleros y apartamentistas, según Bruno Hallé y Albert Grau, socios de la consultora Magma Turismo, quienes advierten de que los hoteleros ya se asoman al subsector de los apartamentos turísticos. "Les resulta sencillo y barato: pueden apoyarse en la estructura comercial y de servicios que ya tienen como hoteleros", comentan.

Lo ha hecho la familia Soldevila, dueña del Majestic, con sus apartamentos cerca del hotel Murmuri. Pero el hotelero que desembarca con más fuerza en el negocio, por la vía de la alta gama, es Jordi Clos, patrón de Derby Hotels y presidente del gremio hotelero barcelonés. La República, edificio catalogado de finales del XIX ubicado en el 22@, albergará 25 de sus apartamentos de diseño. Y el próximo mes, explica Clos, se inaugurará en pleno paseo de Gràcia, frente a La Pedrera, un bloque de 42 apartamentos exclusivos (con la vanguardista fachada del arquitecto Toyo Ito). Clos, que tiene más de un centenar en Barcelona, incluida una veintena en el Born, habla de "una vía de diversificación" y se muestra "comprensivo" con las aspiraciones de concentración de pisos turísticos de los vecinos de Ciutat Vella.

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