Penúltima oportunidad
El plan económico de Obama tendrá éxito si previamente funciona el rescate bancario
La economía mundial se juega mucho con el plan de estímulo económico que ayer firmó en Denver el presidente de Estados Unidos, Barack Obama. La primera economía mundial ha entrado de lleno en una recesión sin precedentes, dado que sufre además de una aguda crisis financiera que sitúa en una extrema debilidad la solvencia de la banca estadounidense y está ahogando la concesión de créditos. Obama y su equipo económico, con Timothy Geithner a la cabeza, se han visto obligados a pactar con los republicanos ese plan de salvación de la economía y el resultado, por fuerza, tenía que acarrear una modificación de la estructura de las medidas económicas. De los 787.000 millones de dólares que se inyectarán en la economía real, el acuerdo final entre el Congreso y el Senado recorta los gastos sociales y de educación, y modifica las rebajas de impuestos para las clases medias, que ahora será un cheque de 400 dólares, en lugar de los 500 dólares previstos.
A pesar de las modificaciones políticas, el plan sigue siendo ambicioso por el volumen de dinero que inyectará en la economía, y además real y omnicomprensivo. Atiende a todos los flancos económicos susceptibles de incentivo. E incluye ayudas para los compradores de primera vivienda. La exposición de motivos es sencilla y certera: mejor hacer algo y correr el riesgo de equivocarse que dejar que los mercados se despeñen hacia el desastre. El riesgo es elevado, porque la profundidad de esta recesión, imbricada en una crisis financiera para la que hasta el momento no se ha encontrado remedio, invalida cualquier manual de instrucciones que se haya aplicado en ocasiones anteriores. Pero, al menos, Obama ha logrado reunir un acuerdo político nacional en torno al plan, desde el supuesto de que en una situación tan grave no hay otra opción que inyectar dinero en la economía real.
La elección de objetivos es muy atinada. La educación, las energías renovables y la renovación de infraestructuras básicas y tecnológicas deben generar empleos estables y, al tiempo, contribuir a mejorar el capital tecnológico y humano de la economía estadounidense para los próximos 10 años. Algunas críticas que ha recibido el plan, como la de que extender el seguro médico no estimula la actividad, olvidan que los mercados requieren tranquilidad social y la implicación de los ciudadanos en el esfuerzo contra la recesión.
El plan de estímulo tendrá más probabilidades de éxito si Obama acierta por fin con un plan de rescate financiero eficaz. Las propuestas aprobadas, sean para aumentar la liquidez o para inyectar capital, han fracasado hasta ahora. No se puede inyectar capital en los bancos sin exigir que los activos depreciados afloren definitivamente y sin poner un precio mínimo a esos activos. El plan Geithner, que pretende pulir los defectos de las propuestas anteriores, es otra incógnita, porque no se conoce cuál será la aportación privada en ese banco mixto que se quedará con los activos tóxicos.
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