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Columna
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Historias y cuentos

Una buena parte de la derecha y no digamos ya de la derecha andaluza, y me refiero al PP de Andalucía, vive en su propia realidad. Una realidad que, normalmente, no tiene nada que ver con la que vivimos la inmensa mayoría de los ciudadanos. El pasado domingo, en un acto que les honra a los 13.000 asistentes -que dice la Subdelegación del Gobierno- o a los 50.000 -que dicen los convocantes- que se manifestaron en la ciudad de Málaga contra el Gobierno andaluz y no contra la crisis, el presidente del PP-A, Javier Arenas, se puso de grana y oro sin ir a los toros. Este presidente en algunas ocasiones recuerda, a poco que te detengas en sus manifestaciones, a Ángel Acebes cuando hablaba durante el 11-M. Este ministro del Interior tenía una resistencia a la verdad tan fuerte como la tragedia pues, de lo contrario, no hubiera traslado a quienes no eran los responsables de aquella matanza su autoría.

En serio, a quién se le ocurre, pregunto, convocar una manifestación en contra de la crisis y el paro en Málaga y, durante su manifestación, emplearse contra el Gobierno y afirmar que "los socialistas han traído el paro, el despilfarro y corrupción a Andalucía" que "la calle es también de la derecha" o que, "a diferencia del ministro de Justicia, ellos se dedican el fin de semana al empleo y no a las monterías". Sencillamente, se le ha ocurrido a Javier Arenas. A veces, cuando oigo estas manifestaciones u otras similares, pues las tontadas no son privativas de la derecha ni de Javier Arenas aunque ahora haya tocado a rebato, no sé si sus autores son resistentes a la verdad. No sé si no entienden que bastaría con comparar para desmontar el tinglado o aportar el calendario cinegético andaluz para saber por qué algunos andaban de excursión el domingo por Málaga. En el fondo, creo que les da igual. Los protagonistas de historias mal contadas y cuentos jamás van a pedir disculpas. Es una tontería más empeñarse en este menester. No obstante, tampoco hay que dejar correr estas cosas como si dieran igual y no pasara nada. Hay que destacarlas por si algunos estiman que hay que distinguirse y no hacer causa común con quienes, de una u otra forma, no dicen la verdad.

Por lo pronto, y esto debería saberlo Javier Arenas, bien por alguno de sus amigos o bien leyendo a Ortega y Gasset, la caza es una ocupación digna; una forma de ser feliz y también un deporte. Además, la caza ha sido siempre un privilegio de las clases altas por lo que debería darle alguna satisfacción saber que ahora podemos cazar todos los aficionados. Eso sí, por muy poco aficionado que sea, también debería saber que el domingo pasado la veda estaba echada en Andalucía por lo que, si se respeta la orden de vedas, no se debe andar por el monte con escopeta o rifle cazando venados. Si hubiera preguntado a algunos manifestantes, que son aficionados que, normalmente, con la veda abierta hubieran estado por Sierra Morena y no en la manifestación, se hubiera enterado. El ataque a los cazadores no se comprende. Tampoco, con la que le está cayendo al PP, que atribuya a los socialistas una corrupción generalizada, cuando la Audiencia Nacional y su propio grupo andan investigando el comportamiento de cargos y responsables del PP de la época de Aznar, precisamente en la que fue ministro Arenas.

En cualquier caso, pienso que Javier Arenas haría bien en no identificar socialistas ni grupos democráticos con delincuencia. Debe saber, por su condición de ministro y de letrado, que los delincuentes no son los grupos políticos ni las ideas que se reconocen en democracia. Los delincuentes son personas que realizan actos sancionados como tales por las leyes penales, como también las organizaciones que defienden el terrorismo. En cuanto a la caza, por favor, que alguno de los miles de aficionados del PP que estaban en la manifestación le facilite la orden de vedas; que no nos fastidie con historietas y cuentos que sólo unos pocos quieren seguir creyendo.

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