Detenido el único negro de la fila
La policía paraba ayer en una estación a ciudadanos por su aspecto - "Es la segunda vez en un mes", cuenta un boliviano con permiso
Lunes, cuatro de la tarde. Un boliviano enseña su documentación a una pareja de policías nacionales. A su lado, en el intercambiador de Sierra de Guadalupe, pasan muchos vecinos de Vallecas que vuelven del trabajo. A él le ha tocado detenerse porque la nacionalidad se le nota de lejos. "En el último mes me han parado dos veces", cuenta con cierto hastío. Tiene papeles, trabaja, pero aun así prefiere no dar su nombre. También tiene amigos indocumentados que cada vez pasan más miedo cuando salen de casa.
Los agentes seguían ayer haciendo este peculiar tipo de redadas selectivas, un día después de que se difundiera una nota interna de la comisaría de Villa de Vallecas que fijaba un cupo de detención de 35 extranjeros por semana ("si no los hay, se va a buscarlos fuera del distrito" añadía). Estos objetivos se marcan, según la Dirección General de la Policía y la Guardia Civil, atendiendo a la "problemática delincuencial" de la zona.
Los agentes describen su trabajo a pie de metro como "control rutinario", pero otro incidente les obliga a abandonar su puesto. A los pocos minutos, dos nuevos agentes acuden a relevarles. En el intercambiador de Vallecas una veintena de personas bajan del cercanías y cruzan la puerta. Ningún sospechoso. Un minuto de silencio y vuelve el gentío, procedente ahora del metro. Esta vez sí, entre la fila que sube las escaleras mecánicas hay un joven negro. Y le toca pararse.
"Documentación". Ayron, nigeriano, rebusca en sus bolsillos con cara de intentar hacer tiempo, aunque sabe que no le va a servir de mucho. Al final saca una carta con membrete de la policía y uno de los agentes se retira al vehículo que tienen aparcado en la puerta de la estación para comprobar los datos.
Ayron venía de trabajar. Vende ejemplares de periódico para ayudar a los sin techo en la Castellana. Aunque su expresión es adulta, dice a los agentes que nació en 1986, sonriendo bastante. Quizá son los nervios, porque repite la misma mueca cuando la periodista le pregunta, en un descuido del policía, cómo vino a España. Ríe para evitar responder. Lleva cuatro meses aquí y, al parecer, no es la primera vez que le paran. El agente que ha cotejado sus datos confirma que estuvo en un centro de internamiento para extranjeros (CIE). Ayron pasará la tarde en comisaría. La Jefatura Superior de Policía apuntó, más tarde, que el joven fue parado porque mostraba un comportamiento "sospechoso" y que intentó esconderse de los agentes. Sin embargo, en las escaleras mecánicas lo único que diferenciaba a Ayron de los demás era su color de piel.
Vallecas es uno de los puntos en los que las asociaciones de inmigrantes venían denunciando un aumento de la presión policial. Varias ONG y cuatro sindicatos de policía dirigieron un escrito al fiscal general del Estado y al Defensor del Pueblo mostrando su preocupación por el tema. Los sindicatos, en una reunión del 18 diciembre de 2008 con altos cargos de la Jefatura Superior de Madrid, incluyeron entre los temas del orden del día el de los objetivos que se habían fijado en las comisarías desde la reunión de noviembre de la que surgió la nota interna difundida el domingo. "En la comisaría de Moncloa la cifra se eleva a 50", alegaba el Sindicato Unificado de Policía. Y si no encontraban sin papeles en el distrito, había que ir al área vecina para sorprender a otros. "Sin distinción alguna", seguía en su denuncia, "valen amas de casa y trabajadores de hostelería".
Las detenciones indiscriminadas en busca de sin papeles producen entre los extranjeros la sensación de que se criminaliza la inmigración. "Se persigue a los ciudadanos por la vía pública sin que haya una denuncia previa, sino por el color de su piel, su lengua o su ropa", lamenta Kamal Rahmouni, presidente de la Asociación de Trabajadores Inmigrantes Marroquíes (ATIME). Este colectivo se mostraba ayer indignado porque en la nota interna de la comisaría se contemplase a los marroquíes como objetivo "prioritario" y se diera la directriz de expulsarles "porque la mayoría del traslado se hace por carretera y se documenta bien".
La difusión de la nota interna ha tenido reacciones políticas. El ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, que el pasado martes había negado en el Senado que la policía hiciera "redadas indiscriminadas", ordenó ayer que se pusiera fin a la política de cupos al aplicar la Ley de Extranjería. Precisó que, para abordar la infracción administrativa que supone el no tener papeles, se siguieran sólo "objetivos cualitativos" atendiendo a la delincuencia.
Usera es otro de los distritos que nunca faltan en la enumeración de los puntos de mayor actuación policial. Aunque ayer por la tarde, coincidiendo, casualmente o no, con la declaración del ministro, nadie lo hubiera dicho. Tres coches de la Policía Municipal ocuparon la parada del metro de Usera. Y sumando. Varios vehículos más circulaban por la zona. "¿Qué pasa?", se preguntaba una mujer en la panadería que hay justo delante de la boca del metro. "Lo de siempre, la policía pidiendo papeles. Exigen documentación y se llevan a un montón de gente", explicó la tendera. Pero ayer no había nada de eso. Los agentes, apoyados en la barandilla del metro, miraron, intimidaron, pero no pararon a un solo inmigrante. Se limitaron a apuntar matrículas de coche y multarlos por estar mal estacionados. No pueden detener a inmigrantes por no tener papeles, una prerrogativa que sólo tienen los policías nacionales.
Después de Centro (con un 27,6%), Usera es el segundo distrito con más porcentaje de población extranjera (24,4%). Tanto en el interior del metro como en sus inmediaciones abundan los inmigrantes. De las seis de la tarde a las ocho de la noche, ni en Legazpi, ni en Delicias, ni en Pacífico, otras tres zonas difíciles para el inmigrante en situación irregular, se vieron ayer agentes. Tanta era la ausencia policial en la zona sur de Madrid que en el metro de Legazpi un hombre se pasó un buen rato vendiendo su top manta. A él, a pesar de estar cometiendo un delito, nadie le dijo nada.
"Esta calle es un clásico. Cada vez hay más registros", explicó una mujer cubana, acompañada de una amiga, en el paseo de las Delicias. Tampoco quiso dar su nombre. Aseguró que tiene doble nacionalidad. "Llevo 10 años en España y jamás he tenido un problema, pero varios paisanos míos sí", dijo. "Y son muy desagradables, les cachean y todo", añadió su amiga. Iván, compatriota suyo, contó en un locutorio de Lavapiés que en diciembre, por primera vez en los 20 años que lleva viviendo en España con documentación, le habían parado para pedírsela.
"La semana pasada hubo dos detenciones incluso el mismo día que se manifestó la Asociación Sin Papeles", asegura una representante del colectivo Ferrocarril Clandestino. El jueves, cerca de 1.000 personas se reunieron en Lavapiés para pedir la despenalización del top manta. Dos semanas antes, la Federación Panafricana lo hacía para quejarse de la presión policial.
Una vez detenidos los sin papeles, los agentes confirman su situación irregular. Su siguiente destino puede ser un centro de internamiento. En la nota interna se precisaba que "hay que ser selectivo a la hora de pedir CIE". No hay plazas para todos. Muchas veces, tras ser detenidos, vuelven a las calles con una carta de expulsión. Es el caso de Daouda, que se pasea por Lavapiés con ella en el bolsillo. A él también le pillaron en una calle en la que abundan las caras extranjeras. De momento, no piensa irse.
Los madrileños de otros países
- En la región. Hay 1.086.000 extranjeros en la Comunidad, un 17% de los 6.190.000 habitantes.
- En la capital. La población extranjera en Madrid es de 574.869 personas, indica el padrón municipal del 1 de enero de 2009. Suponen el 17,5% del total de empadronados en la ciudad: 3.287.230.
- Por distritos. De los 21 distritos, Centro cuenta con el mayor porcentaje de extranjeros, el 27,6% (39.830 personas). Le siguen Usera, con el 24,4% (34.597), Villaverde, con el 24,2% (36.407) y Carabanchel,
con el 23,7% (61.174).
- Por barrios. Embajadores tiene el mayor número de inmigrantes: 16.962. Más de 14.000 hay en Pueblo Nuevo, Aluche y San Diego. Vista Alegre y Numancia tienen más de 12.000, y Puerta del Ángel y Ventas, más de 11.000.
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