3.000 años de religión en sus elevados sonidos
Jordi Savall evoca la música judía, cristiana y musulmana
Jerusalén es el resultado de un reto. El protagonista es el violonchelista y musicólogo Jordi Savall. Quería tratar un asunto tan quebradizo como las tres principales religiones monoteístas -judía, cristiana y musulmana-. El trabajo de Savall se condensa en un libro de 400 páginas en ocho idiomas y dos discos de 78 minutos en el que se evocan momentos esenciales de su música. "La historia y los sonidos de Jerusalén constituyen el reflejo de una vivencia única. En ella, las guerras y los conflictos más extremados van de la mano de los hechos y los gestos más elevados y espirituales de toda la historia de la humanidad", reconocía ayer el músico en la Residencia de Estudiantes en Madrid, durante la presentación y audición del disco.
El trabajo de Savall (Igualada, 1941) está dividido en siete capítulos y tres de ellos contienen una selección de las músicas más representativas de las tres religiones. La conclusión queda para la evocación de la paz. "La hemos simbolizado mediante votos de paz árabes, judíos, armenios y latinos y una melodía transmitida por tradición oral conservada viva en casi todas las culturas mediterráneas", puntualizó el director del proyecto. En las obras se han incluido sonidos del shofar, salmos judíos, textos en hebreo, una breve improvisación sobre la canción Pax in nomine Domini o de las trompetas de Jericó.
En este trabajo, según su autor, "la música se convierte en hilo conductor esencial para alcanzar un auténtico diálogo intercultural entre hombres que pertenecen a naciones y religiones muy diferentes, pero que tienen en común el lenguaje de la música, la espiritualidad y la belleza". El libro-disco Jerusalén: la ciudad de las dos paces -la celeste y la terrenal- ha sido editado por AliaVox y realizado por Jordi Savall, La Capella Reial de Catalunya, Al-Darwish (Galilea), Hespèrion XXI y la colaboración de la Fundación Ariane de Rothschild. El proyecto ha contado con la participación de Montserrat Figueras, músicos habituales de los trabajos de Savall de España, Francia, Reino Unido, Bélgica y Grecia y algunos intérpretes judíos y palestinos de Israel, Irak, Armenia, Turquía, Marruecos y Siria.
El trabajo de Savall encaja, según dijo ayer el director general del Instituto Nacional de las Artes Escénicas y de la Música (INAEM), Juan Carlos Marset, en la nueva política del Ministerio de Cultura en torno a los sonidos antiguos y, por tanto, este músico tendrá un papel central en el Centro de las Artes Escénicas y las Músicas Históricas, que se ubicará en el teatro Emperador de León. Savall celebró "la voluntad del Gobierno de ocuparse de la música, una de las artes más olvidadas en nuestro país, con siglos de retraso con respecto a países como Alemania".
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