Un salvoconducto musical
El orfeón permitió salir al extranjero a muchas mujeres durante la dictadura
Ahora es algo habitual, pero en los tiempos en que el cantautor Raimon, (estudiante entonces de la Universitat de València), entonaba canciones contra la dictadura, hubo quien salió de España por primera vez, subió en avión por primera vez y se enamoró por primera vez gracias a la música. El Orfeón Universitario de Valencia, creado ahora 60 años -como recoge una exposición en La Nau, el edificio histórico de la Universitat de València- fue, además de un coro universitario, una válvula de escape, una manera para que los futuros titulados, y sobre todo las tituladas, se relacionaran con el mundo en tiempos de aislamiento y represión.
En 1954, el Orfeón Universitario de Valencia viajó a Italia; en 1956, a Francia; en 1965, a Canadá y EEUU, y en la década de los 70, a Portugal, Reino Unido y Asia, un auténtico privilegio para cualquier joven de la época. Entre tantas historias del coro universitario se encuentran algunas extraordinarias como la de Amparo Rodrigo; el Orfeón se cruzó en su camino y escribió el guión de su vida. Licenciada en Química por la Universitat de València, tanto ella como su hermana, integrantes del Orfeón, se casaron con dos orfeonistas. El coro universitario también reorientó su futuro profesional, y tras formarse allí y dedicarse años a la docencia, su vida viró de nuevo, por la música. Ahora es una de las voces del Cor de la Generalitat Valenciana.
"Mis padres nunca me hubieran dejado viajar a la India o a Filipinas"
"La música es esencial en nuestras vidas. Mi marido es médico pero dedica buena parte de su tiempo libre al Lluís Vich Vocalis, grupo que fundó con otros miembros del Orfeón; mis dos hijos también han sido orfeonistas y uno de ellos es barítono profesional... En algunos conciertos nos hemos juntado cantando hasta nueve miembros de la familia", explica Rodrigo.
De cuando entró en el Orfeón, a finales de los 60, recuerda las posibilidades que le brindaba el coro universitario: "Mis padres, como la mayoría en la época, eran muy tradicionales y no me hubieran permitido viajar si no hubiera sido con el Orfeón, además como estaba mi hermano...". Visitó Inglaterra, Italia Portugal, República Checa y Asia. "Filipinas y la India me impresionaron muchísimo. Íbamos escoltados... lo entendimos después porque al poco de venir se produjo un golpe de Estado". En Inglaterra conversaron con un coro israelí: "Hubo un chico que nos dijo que conducía un tanque, que no sabía qué era la paz, y por lo que vemos, así siguen". Rodrigo ha estado en el Orfeón más de treinta años.
La fidelidad al Orfeón la comparten muchos de sus integrantes. "El Orfeon imprime carácter. Decimos que no hay orfeonistas y ex orfeonistas, sino orfeonistas en excedencia", señala Pepe Lapiedra, que ha cantado en el coro más de 40 años. El asesor fiscal, que ha ejercido el cargo de vicepresidente y secretario del Orfeón, viajó en 1965 al Primer Festival Mundial de Coros Universitarios en Nueva York. Y evoca los 14 conciertos que ofrecieron en una gira por los estados fronterizos a Canadá durante 22 días. "Había que pagarse el viaje de vuelta con los conciertos. Para pagar el de ida, acompañado del entonces rector de la Universitat, José Corts Grau, le habíamos pedido dinero a Iberia, al Ayuntamiento, a TVE, donde grabamos un concierto, y hasta al ministro Manuel Fraga", describe Lapiedra. Los orfeonistas siempre pagan por los viajes una cantidad simbólica.
"Lo de los viajes era importante", señala Carlos Peñafort, que también fue secretario a finales de los sesenta, "pero no es lo mismo viajar de turista que ir con el coro", añade. "En la India nos alojábamos en casas en las que se hablaba el gujarati así que nos entendíamos con los sentidos, con el lenguaje de la música y con el poco inglés que sabíamos, ya que nuestra formación era en francés". En tiempos de la dictadura, recuerda Peñafort, los pasaportes para los estudiantes duraban sólo un año para asegurar que estos cumplieran con el deber nacional: el servicio miliar (ellos) y los servicios sociales de la Sección Femenina (ellas).
Desde que se creara el Orfeón siempre ha habido prueba de ingreso. También siempre la demanda ha superado la oferta, y aunque históricamente los viajes han alentado a muchos jóvenes, por eso ocupan buena parte de la exposición, la mayoría aportaba ya un bagaje musical.
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