Barcelona-Terminal
En el orden del día del plenario que se celebra esta mañana en el Ayuntamiento de Barcelona viene una propuesta de aprobación de la Comisión de Hacienda y Presupuestos para "ceder gratuitamente a la Administración general del Estado (Ministerio de Cultura) la parcela de propiedad municipal situada en el paseo de Circumval·lació 2-14 (estación de Francia) para la instalación de la Biblioteca Pública del Estado en Barcelona". Aunque cambiada de nombre en el texto consistorial, es la misma de siempre: la celebérrima Biblioteca Provincial que no se construyó en el Born en 2002 y que hasta ahora había deambulado espectralmente por la zona sin encontrar un solar al que anclarse que resultara del agrado de las partes, entre las que figura también la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), propietaria previa de esos terrenos colindantes de la estación de Francia y permutados por otros de titularidad municipal. Es el enjambre administrativo.
Ahora de la estación parten trenes hacia el sur y el este de Cataluña. Pero nadie sabe en qué se convertirá
La inspección visual del lugar permite concluir que la parcela finalmente pactada es considerablemente mejor que la prevista en un principio. Ahora, la futura biblioteca podrá tener la entrada noble por Marquès de l'Argentera, ocupando una parte del actual aparcamiento y el ala del edificio de la estación que hasta ahora alojaba a la Universidad Pompeu Fabra, trasladada a los campus de la Ciutadella y Ca l'Aranyó. Quedan todavía algunos restos de los antiguos inquilinos: un cartel enganchado a una puerta de vidrio en que se lee "Biblioteca tancada" -lo cual no es un gran augurio para la próxima biblioteca que debe abrirse allí-, la todavía activa Escola Bonanova de formación profesional sanitaria, a la que la Pompeu tenía subarrendada la parte norte de la estación, y el Instituto de Estudios Territoriales, organismo consorciado entre la Generalitat y la UPF, ubicado en el llamado "quesito", el edificio triangular frente a la entrada de la Ciutadella que traza con delicadeza noucentista el inició del paseo de Circumval·lació y la alineación con los soportales del paseo de Picasso.
Por lo que respecta a la arqueología, el otro gran capítulo de este galimatías, porque el ministerio, escaldado por el Born, pedía garantías de que el terreno cedido estuviera libre de esa carga, parece que también está en vías de solución: los informes municipales ya están concluidos y no atribuyen mayor significación a los restos hallados, pero será el nuevo propietario, el Ministerio de Cultura, el que redactará el informe final. ¿Qué más debe pasar a partir de ahora? Pues un mes para las alegaciones y cesión concluida. Aleluya. Pero la cosa no es para cantar victoria todavía: Cultura deberá entonces convocar el concurso de arquitectura, fallarlo, atribuir la obra... Va para largo.
Es difícil imaginar cómo quedará esa parte de la ciudad que ha vivido relegada a un eterno ostracismo. La caída del muro del zoo, cuando éste quede limitado a su parte terrestre, abrirá unas perspectivas inéditas sobre los jardines de la Ciutadella, comunicados con la Barceloneta por medio de una pasarela que salvará la playa de vías. Pero lo más impredecible de todo es la propia estación ferroviaria. Inaugurada en 1929 como "Barcelona-Término", hoy está considerada por los técnicos una estación "comodín" hasta que no concluya el túnel del AVE y la nueva estación de la Sagrera. Esto es, poco menos que un aliviadero para los problemas de tráfico que causarán las obras como mínimo durante los próximos dos años. De allí parten ahora trenes hacia el sur y el este de Cataluña y da tristeza contemplar tanta magnificencia al servicio de una tarea tan humilde. Pero es que además, una vez concluida dicha función auxiliar, nadie sabe en qué se convertirá, porque eso ya no depende de ninguna de las ventanillas citadas hasta aquí, sino de otra mucho más enrevesada, la del Ministerio de Fomento. ¡Pobre Barcelona-Término! Hoy por hoy, parece más bien Barcelona-Terminal.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.