Localismos
He tenido ocasión de ver recientemente Bienvenidos al norte, la película que está pulverizando récords de taquilla en Francia. La cinta es una parodia sobre los arquetipos y prejuicios que se tienen en el sur del país vecino acerca de la región de Nord-Pas-de-Calais: mal tiempo eterno, un dialecto (el ch'tmi) incomprensible para los foráneos, habitantes embrutecidos y cuasi-alcoholizados... Como ocurre casi siempre en estos casos, la realidad poco tiene que ver con los apriorismos que la gente se forma sobre ella. Me ha agradado la capacidad de una nación con fama de chovinista como la francesa para reírse de sí misma, ya que tanto los norteños como los sureños salen bastante malparados en esta caricatura.
Esta aceptación de la autoparodia, síntoma de madurez y que frecuentemente tiene efectos terapéuticos para rebajar la tensión de una sociedad, no está todavía suficientemente asentada en España, en donde la mención de ciertos tópicos continúa generando sarpullidos. En esto de las etiquetas, todos llevamos nuestra cruz y los vascos no nos quedamos cortos, precisamente, en cuanto al número de sambenitos que se nos cuelga.
En este contexto, me ha llamado poderosamente la atención la tormenta desatada por las declaraciones realizadas en la SER por la parlamentaria catalana del PP Montserrat Nebrera, quien aseguró que la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, tenía "un acento de chiste". Inmediatamente surgió desde Andalucía un aluvión de críticas por las palabras de Nebrera. Su compañero de partido y presidente del PP andaluz, el incombustible Javier Arenas, incluso le pidió que abandonase su formación política y anunció la "máxima contundencia contra cualquier comentario que suponga menoscabo hacia la forma de ser de los andaluces". En cambio, ha pasado desapercibido el que Nebrera aludiese a la ministra con un irrespetuoso "esta cosa".
Quizá, al realizar sus poco afortunadas declaraciones, la parlamentaria catalana se dejó influenciar por décadas de televisión en las que la inmensa mayoría de los cuentachistes -desde Pepe Da Rosa a Los Morancos, pasando por Chiquito de la Calzada o Paz Padilla- han utilizado el acento andaluz.
Muy a menudo, los considerados graciosos soportan muy mal las gracias que se puedan hacer a su costa. Acentos al margen, yo, al escuchar a Magdalena Álvarez asegurar que se van a investigar las causas del caos en los aeropuertos y que "si hay que cesar a alguien se cesará", también pienso que está contándonos un chiste. Incluso que ha patentado el género de chistes de aeropuertos. Cuando quedas atrapado en Barajas o tu avión a Madrid sale de Bilbao con una hora de retraso, en lugar de enfadarse, lo mejor es pensar en los chistes de aeropuertos de la ministra. Eso sí que es un no parar de reír. Cuéntalo otra vez, Magdalena.
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