Comunismo
Estoy en contra de la piratería, y no sólo porque cobro derechos de autor, sino porque la conquista de esos derechos hizo posible que los artistas se emanciparan del mecenazgo de los poderosos para crear con libertad y dignidad. Aclaro esto cuando el presidente de la SGAE ha declarado que "la cultura libre es comunismo", y que si su defensa es progresista, la izquierda debería reclamar también la gratuidad de la educación y la sanidad, entre otras cosas. En efecto, que yo sepa, eso es lo que ha reclamado siempre la izquierda. Hasta donde sé, es obvio que la cultura cautiva no merece tal nombre y, más aún, que el objeto de la SGAE consiste en garantizar la libertad de los creadores, pero ante la gravedad de ciertos hechos, las improvisaciones dialécticas pierden importancia.
El actual Código Penal castiga la venta callejera de CD y DVD piratas con dos penas posibles, una multa económica y otra de cárcel, cuya duración, de seis meses a dos años, es superior a la establecida por matar a una persona en un accidente de tráfico o manipulando un arma de fuego. Hasta hace poco, como es lógico, los jueces optaban por la multa, pero ahora se ha impuesto la mano dura, y ya hay más de 50 manteros en prisión, o recluidos en centros de internamiento de extranjeros, pendientes de una orden de expulsión. A estas alturas, ya no me asombra la desproporción de ninguna sentencia, pero tanto cinismo me sigue ofendiendo. ¿De verdad alguien cree que a los grandes productores de copias piratas les duele que metan en la cárcel a los inmigrantes que dan la cara por ellos, y que les va a resultar difícil reclutar a otros desesperados a quienes explotar en su lugar? Estoy en contra de la piratería, pero no al precio de que los más débiles paguen la factura del triunfo de los cínicos. Y si eso es comunismo, por favor, llámenme comunista.
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