240.000 millones más pobres
El 21 de enero de 2008 se desataron todas las furias de un crash bursátil en la Bolsa de Madrid. El Ibex 35 perdió 1.000 puntos en una sola sesión, una caída equivalente al 7,54%. Fue la primera de una cadena de convulsiones en los mercados españoles, en el marco general de un desplome de las Bolsas mundiales, indicativas de la gravedad de la crisis económica, intensa e inquietante todavía un año más tarde. El hundimiento de la Bolsa durante este año transcurrido es el rostro demacrado de la recesión económica, que ya es depresión, porque la percepción casi unánime de los inversores y de los Gobiernos no aprecia una salida de la crisis en 2009 ni en 2010 y el pesimismo se ha adueñado del sentir de los agentes económicos. La gravedad de la recesión se puede medir por la riqueza destruida en este año de crash bursátil prolongado y a cámara lenta: más de 240.000 millones de euros se han evaporado en el parqué. Los inversores en renta variable, entre los cuales hay que contar a más de un millón de familias, son 240.000 millones más pobres.
Cuando se produjo aquel primer espasmo de miedo, el índice tenía 13.625 puntos; ayer cerró con 8.230. Y, lo que es peor, no hay que esperar que el rostro del enfermo mejore a corto plazo. La razón de este pesimismo también es relativamente sencilla: la prosperidad o anemia del mercado dependen ahora de la situación de los bancos, en el mundo y en España. Lloyds, Bank of America y Citi están en el ojo del huracán. No habrá tregua en las cotizaciones al menos hasta mayo, cuando se conozcan los resultados de las entidades financieras correspondientes a 2008, que se prevén tormentosas.
La Bolsa se adelanta a las crisis y a las recuperaciones, según los tópicos favoritos de los analistas. Pero no siempre acierta ni en la intensidad de los cambios ni en el plazo de advenimiento de los mismos. Sin ánimo de acertar al 100%, conste que muchos economistas y escoliastas bursátiles aseguran que en el verano de 2009 la Bolsa empezará a predecir una mejora en las economías industrializadas. ¿En qué plazo? Ésa será, si acaso, la pregunta económica más importante del año.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.