Los empresarios se quejan de la lentitud del plan 'antiburocracia'
Las medidas deben recortar el 10% del papeleo y ahorrar 300 millones
Buena voluntad y cambio de chip, sí. Cambios efectivos que reseñar, todavía no. Es el balance que los empresarios catalanes realizan transcurrido casi un año y medio después de que el Gobierno catalán aprobara a bombo y platillo un paquete de 48 medidas hasta 2010 para fundir el alud de papeleo burocrático que soportan las compañías, y que pretendían recortar en el 10% el total de trámites y un ahorro de 300 millones.
"Aceptamos que ha habido cierto cambio cultural en la Administración: ésta es más receptiva a que un exceso de trámites burocráticos genera ineficiencias. Pero los efectos del plan están siendo lentos. Tardaremos mucho tiempo, tardaremos años, en poder decir que la vida de las empresas ha cambiado", resume David Garrofé, secretario general de la patronal Cecot, y sugiere que "la intensidad" y "sensibilidad" de los distintos departamentos de la Generalitat no es la misma a la hora de tomarse en serio la consigna de la racionalización administrativa.
"Globalmente no ha cambiado nada", se lamenta un empresario
"Globalmente, no ha cambiado nada. Yo sigo teniendo que rellenar toda la documentación que tenía que rellenar antes, y entregando las mismas estadísticas", se lamenta el empresario Vicenç Pedret, gerente de la fábrica de botellitas para perfumería Ramon Clemente, ubicada en El Masnou (Maresme), quien corroboraba que lidiar con informes y documentos varios podía llegar a robar 2.000 horas al año de tiempo. "Pero bueno", añade, "ahora toda la atención la tenemos puesta en la crisis terrible y el papeleo pasa a segundo plano".
Porque aunque el plan haya arrancado, los resultados tardarán. La Plataforma de Integración y Colaboración Administrativa (PICA) debe permitir que, previa autorización del interesado, un departamento de la Generalitat pueda solicitar información de una empresa a otro, evitando así tener que entregar la misma información varias veces. Esta plataforma sólo funciona a medio gas, señala Moisés Bonal, responsable de estudios de PIMEC. De momento, sirve para los certificados de estar al día con Hacienda y la Seguridad Social, que se pueden pedir directamente a la Agencia Tributaria. Y la ventanilla única "sólo sirve, de momento, para crear nuevas empresas, no para el resto".
En cuanto al código de buenas prácticas, que obliga a evaluar las consecuencias burocráticas con su correspondiente coste económico de cada nueva ley, "se está empezando a implementar". Para Bonal, "lo que hay será difícil de cambiar, pero todo lo nuevo se tiene que hacer mejor".
Joaquín Trigo, director de Fomento del Trabajo, corrobora que las iniciativas "son muy positivas, sin salvedades, pero también muy delicadas, porque una cosa es la ley y otra los que la hacen cumplir, que son los funcionarios, y para eso es necesario un cambio de mentalidad".
Para Trigo, Cataluña y el conjunto de España tienen mucho trabajo pendiente para cumplir con Bruselas, ya que la Comisión Europea pide a los Estados que eliminen hasta el 25% de las cargas administrativas hasta 2012.La Generalitat asegura que, de las 48 medidas aprobadas en 2007, "38 ya están en marcha" y, que si éstas se aplicaran a partir de hoy, 180.000 documentos ya no deberían entregarse, 37.000 empresas quedarían exentas de pasar por determinados trámites, se evitarían 40.000 desplazamientos y, traducido a dinero, el ahorro sería de 228 millones de euros (la estimación del total del plan fue de 300 millones).
Según reconocen fuentes de Presidencia, que supervisa un esfuerzo transversal de todos los departamentos, la dificultad es mayúscula y la velocidad es lenta a la hora de conseguir encaminar a la Administración catalana hacia una tramitación electrónica. También se detectan problemas cuando se trata de aligerar el papeleo, en los procedimientos para reclamar las múltiples modalidades de ayudas y subvenciones de la Generalitat.
Pero el Ejecutivo de José Montilla subraya avances de peso: desde mayo, cualquier normativa nueva debe especificar qué cargas administrativas comporta su cumplimiento para el empresario. "También han aumentado significativamente los trámites de resolución inmediata que empresarios de determinadas actividades deben resolver ante la Oficina de Gestión Empresarial, y en un número importante de actividades, no hace falta ya presentar documentos como una póliza de responsabilidad civil o un certificado de las horas trabajadas para poder ejercer: con una declaración responsable de todo lo que ya se tiene, ya vale. La Administración se asegura de que esos papeles no son una invención del empresario", añaden. Lo buscan a partir de documentos que puede tener ya o a los que puede acceder. De ahí, por ejemplo, el convenio suscrito entre la Generalitat y las aseguradoras para que éstas puedan facilitar información que corrobore las pólizas que un empresario diga tener suscritas.
Nueva ley ambiental
El Ejecutivo catalán calcula que en dos meses podrá aprobar y enviar al Parlament la nueva Ley de Prevención y Control Ambiental, que, de aplicarse, asegura, reduciría el 67% de todas las actividades que ahora deben comunicar y requerir la luz verde de Medio Ambiente, para pasar a comunicarlo a los ayuntamientos.
El decreto que unifica las actuaciones de la Administración por lo que respecta a la implantación de instalaciones de energías renovables, que debe poner de acuerdo actuaciones urbanísticas, energéticas y medioambientales, no se hará realidad hasta dentro de dos meses.
Contra la carga administrativa
- Código de buenas prácticas. Deben seguirlo todos los departamentos de la Generalitat en su tarea legal para evitar duplicidades en los trámites.
- Ventanilla única en la Oficina de Gestión Empresarial (OGE). Su objetivo es concentrar todos los procedimientos que afectan a la actividad industrial relacionada con seguridad, salud y medio ambiente.
- Potenciación de la vía telemática para poder resolver gran parte de los trámites por Internet.
Empresas en el limbo y clamor por la 'iaia'
Jaume Marimon, el propietario del centenario hostal Jaumet en la población ilerdense de Torà, logró hace año y medio movilizar al Gobierno catalán para reformar una ley que quita el sueño a los empresarios, la Ley de Intervención Integral de la Administración Ambiental, conocida popularmente como la iaia. Esta norma, aprobada en la época de Gobierno de CiU, derogaba el sistema de permisos que necesitaba una empresa para operar, con el fin de concentrar en una autorización de licencia ambiental, que debía otorgar el Departamento de Medio Ambiente, todo el control de las licencias.
Hoy, dice Marimon, el remedio es casi tan malo como la enfermedad. "Se aprobó un proyecto de ley para arreglarlo, pero nos lleva a más problemas, porque dejan en manos de los ayuntamientos la necesidad de renovar las licencias, y si necesita ingresos porque le han quitado el IAE, puede optar por pedir la renovación para ganar con las tasas", se queja.
En su opinión, si la ley sale adelante, las licencias de los empresarios -desde los dueños de fábricas hasta los de las pequeñas tiendas-, quedan "hipotecadas".
Marimon defiende la buena voluntad del Gobierno catalán a la hora de hacer frente a la sobrerregulación de las cargas burocráticas, pero cree que queda mucho camino por recorrer. "Por ejemplo, tengo un ascensor que me suele revisar una empresa. Cada dos años, otra empresa homologada por la Generalitat comprueba todas estas revisiones. Y cada tres años, una tercera empresa revisa a la segunda. Todo eso es dinero. No hay derecho", critica.
Vista gorda
Algunos empresarios dicen por lo bajo, respecto del Departamento de Medio Ambiente, que notan "quizá menos presión en el castigo ante el incumplimiento de normas imposibles, pero el tema no está resuelto, porque en muchos casos no llega el castigo tras la inspección... aunque tampoco llega el permiso para operar", comenta un empresario catalán.
Este emprendedor describe la situación como "una especie de limbo" e insiste en que el clamor empresarial contra la iaia se mantiene intacto. La ley no se ha modificado, admite Presidencia, aunque se ha suprimido parte de las actividades que requerían de esa luz verde.
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